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¡Pescadores transan con los piratas en el Golfo de Guayaquil!
Navegantes se quejan por los constantes robos y asaltos en la zona. Marinos piden a quines transiten por el sector que lo hagan por rutas seguras
Fernando Velasco nadó por más de una hora en las aguas del golfo de Guayaquil para salvar su vida. Cada brazada iba acompañada de un desesperado deseo de ser ayudado en la inmensidad de este estuario, de unos 230 kilómetros de extensión y que tiene 13 islas y un centenar de islotes.
No era para menos. Él y otros tres tripulantes de su bote fueron asaltados cuando salieron a pescar.
“Cuando estábamos en uno de los esteros se acercó una embarcación pequeña. Y cuando ya estuvo mucho más cerca, salieron varias personas armadas, que nos amenazaron”, relató Velasco.
Bajo intimidaciones, los piratas los obligaron a navegar por unos 30 minutos. Luego los pasaron a la embarcación pequeña e ingresaron a uno de los ramales de los esteros, donde los abandonaron en medio del manglar, despojados de sus pertenencias y su bote.
“Desde donde nos dejaron botados nadé hasta llegar a un estero más amplio. Por ese lugar pasaba un pescador que me reconoció y me ayudó”, recordó Velasco.
Peligro constante
Navegar por los ramales del golfo es peligroso. Pescadores y camaroneros se quejan de la falta de control. Esto es corroborado por Genaro Vera, presidente de la asociación de pesqueros de la comuna Cerritos de los Morreños, ubicada en el interior del golfo.
“Los robos son frecuentes, mientras que los patrullajes de los marinos son escasos. Los piratas nos roban y nosotros mismos tenemos que ver cómo solucionamos el problema. Muchas veces los ladrones llaman al dueño de la lancha o motor para pedir dinero y devolver las pertenencias”, aseguró el artesano.
Luis Baquerizo, pescador artesanal, señaló que los piratas aprovechan cuando la marea está alta para robar, porque “es cuando circulan más embarcaciones. Ellos se conocen todos los ramales y saben cómo huir por esta amplia zona (que parece un laberinto)”.
Vera sostiene que tal es la cantidad de asaltos, que algunos afectados prefieren no “perder tiempo” denunciando el hecho. En ocasiones negocian directamente con los piratas la devolución de lo sustraído.
Velasco tampoco denunció el asalto, pero fue por otro motivo. “Al parecer, los delincuentes se quedaron sin combustible cerca al sector Tres Bocas y dejaron abandonado mi bote (valorado en aproximadamente $35.000). Como lo recuperé, no fue necesario denunciar”.
Sin embargo, Danilo Espinoza Zambrano, capitán del Puerto de Guayaquil, aseguró que las operaciones de vigilancia se realizan de manera constante. Y aclaró que existen capitanes de embarcaciones que no eligen rutas seguras (ver gráfico).
Indicó que estos trayectos han sido socializados con los pescadores y empresas que utilizan el golfo como lugar de transportación y movilidad.
“Las personas que van a utilizar la ruta segura deben avisar a las capitanías de puerto con 24 horas de anticipación, para que de esta manera exista un horario y concentración de patrullaje en ese lugar”, recomendó Espinoza.
No obstante, Velasco, quien es integrante del Club Náutico del Salado, desconoce dichas rutas. “Conmigo no las han socializado”, aseveró.
MEDIOS LIMITADOS
Uno de los botines más apetecidos por los piratas son los motores fuera de borda, cuyo costo bordea los 8.000 dólares. De ahí el temor de los artesanos al salir de faena, ya que en un día se pueden quedar sin pesca, motor ni lancha.
“Tenemos constantes operativos, pero no podemos estar las 24 horas navegando. Hay que regresar a abastecerse y hacer el cambio de personal. Además, los medios que tenemos son limitados y con ellos cumplimos los patrullajes”, argumentó Espinoza.
Y la dificultad para el control radica en que el área del golfo es 10 veces más extensa que la ciudad de Guayaquil, indicó el capitán del Puerto. Entre el Guayas y el golfo hay ocho retenes navales y cuatro puestos de auxilio fluviales. No obstante, pese a esto, los pescadores creen que es insuficiente para garantizar su seguridad.
Aunque Espinoza identificó otro problema: personas que no cumplen con las normativas dirigidas a las embarcaciones.
Durante un recorrido de EXTRA por el golfo, dos embarcaciones fueron detenidas porque no contaban con sus documentos en regla.
Una lancha transportaba camarón sin haber sido matriculada desde 2016, por lo que se emitió una citación al propietario. Tampoco contaba con permiso de zarpe (salida de navegación).
Lo mismo la otra, que tenía documentos caducados, por lo que fue multada por contravenir la ley.
REFORMA DE LEY
“El Código de Policía Marítima del Ecuador no ha sido actualizado desde su creación, en 1960, por ende tiene multas irrisorias”, indicó Santiago Rubio, capitán de Fragata y jefe de Asesoría Técnica Marítima de la Dirnea.
En algunos casos, la multa por no matricular anualmente una embarcación es de 2.500 sucres, que en dólares representa 10 centavos. “Por este motivo muchas embarcaciones no están registradas, peor matriculadas, lo que conlleva a que cometan delitos sin ser identificados”, dijo el capitán.
Ayer jueves, la Asamblea Nacional tenía previsto realizar el segundo y definitivo debate para reformar la antigua ley marítima. El primer debate de la Ley Orgánica de Navegación, Gestión de la Seguridad y Protección Marítima y Fluvial en los Espacios Acuáticos fue en febrero pasado.
“La Armada, como autoridad marítima, no tiene la voluntad ni el deseo de asumir competencias comerciales de transporte marítimo, solo asumir temas de seguridad y control”, señaló Rubio.
El oficial aclaró que esta ley no solo busca sancionar a las personas que usan irregularmente las zonas marítimas, sino también impulsar la conservación del medio ambiente, la capacitación de navegantes, el mejoramiento comercial de los puertos ecuatorianos, entre otros puntos.