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Según pariente, el cangrejero muerto por un bagre se despidió de su madre y le encargó a sus hijos
Familiares no terminan de creer cómo falleció Raúl Mejillones, a quien un ejemplar de más de un metro lo sorprendió y le clavó su espina en el corazón
Jéssica Gorotiza no terminaba de reponerse de la muerte de su abuela paterna, y el pasado sábado, luego de enterrar a su ser querido, se enteró de que su pareja, Raúl Mejillones, de 33 años, había fallecido.
El sujeto fue sorprendido por un bagre negro, que medía más de un metro y cuya espina (de 20 centímetros aproximadamente) se le habría clavado en el corazón.
Según el informe médico, antes el aguijón perforó la piel, los músculos y pasó por dos costillas, hasta llegar al vital órgano.
El padre de dos menores de edad (de uno y siete años) salió a las 05:00 de su vivienda en el cantón Naranjal, para ‘camellar’.
Se había despedido de su madre, Valentina Ponce, a quien le dijo al salir: “Cuide de mis hijos”.
Mejillones estaba feliz, pues ese día le habían encargado un pedido de seis atados, lo que para él representaba $ 72, indicó su primo Alonso Mejillones, presidente de la cooperativa de pescadores artesanales y cangrejeros Nuevo Porvenir.
El pariente relató que en la canoa en la que Raúl laboraba iban 10 personas. Eran las 13:00 del sábado y retornaban a casa, cuando de repente un bagre negro ‘pegó’ un brinco del agua (se cree que fue de más de 70 centímetros) y cayó en la embarcación, pero hirió en el pecho a su primo.
“Es común que un pez nos salte y golpee en varias partes del cuerpo, pero los chicos cuando vieron sangre se asustaron y devolvieron al animal al mar. Somos la cuarta generación de pescadores y jamás había pasado algo así”, aseveró consternado Alonso.
“Del mar a tierra firme (muelle) son unos 40 minutos y de Puerto Baquerizo a Naranjal son otros 40 minutos. Aunque igual el médico nos dijo que si él iba minutos antes o después, de nada serviría, él no resistiría, pues su corazón ya estaba dañado”, manifestó.
Un ‘mar’ de afecto
En medio de muchos familiares y amigos, Raúl es velado en su residencia, sector Juan Pastor, centro de Naranjal.
El lunes 7 de marzo tienen contemplado el entierro, en el cementerio principal de la localidad. Solo esperan que una hermana del occiso llegue de España.
En las redes del dolor
Raúl vivía con sus padres, sus dos hijos, esposa y una hermana. Él era el único proveedor del hogar. Capturaba al crustáceo y ellos lo procesaban.
“‘¿A quién voy a esperar, quién me dará el abrazo o me atenderá cuando esté postrada en una cama?’. Eso decía la mamá de mi primo, quien sigue en su tratamiento de cáncer”, añadió Alonso.
También señaló que la progenitora del fallecido les contó que el pasado sábado prácticamente le encargó a sus hijos.
“Y en días anteriores les había dicho que él iba a morir primero que ellos, porque no iba a soportar sus muertes ni el dolor; así les hablaba”, concluyó el acongojado pescador.