Tiene la alegría, la chispa, el encanto y hasta la 'pinta' de don Evaristo, el querido personaje quiteño, interpretado por el actor Ernesto Albán (fallecido). Así es don Manuel Cruz, solo que él es más ‘caribeño’, su piel se ha bronceado por los 36 años que lleva de preparar y vender helados en el centro de su natal Pallatanga, provincia de Chimborazo.

Don Manuelito o don Mañito como lo llaman (su última chapa no tiene nada que ver con las mañas, por si acaso), con todo y sus 79 años de edad, está ‘bien parado’ y hasta ‘pepas’ tiene en sus brazos de tanto ‘camellar’ sus preparaciones en la paila.

(Te invitamos a leer: El encebollado se ubica como la segunda mejor sopa del mundo, según el Taste Atlas)

Cada día que sale, tipo 09:00, se persigna frente al altar que está en el exterior de su casa, en el barrio María de Lourdes (centro), allí vive con sus nietos Evy (21 años) e Ismael (19), quienes reconocen que tener de niño a un abuelo heladero es como... ¡ganarse la lotería!

Don Manuelito dice en son de broma que su padre es el congelador y su madre la carretilla, pues gracias a ellos se ha podido mantener y a los suyos (su hija y sus nietos), incluyendo a sus tres perras (Nieve, Ayla y Nena).

Afirma que Dios le ha dado la creatividad para crear sabores únicos, no solo diferentes, también muy ricos. Por eso él recomienda encomendar al Señor todo trabajo, viaje, plan, problema, todo, pues asevera que en las manos del Creador están bien. Asimismo, es devoto de la Virgen María.

La elaboración de sus postres es muy sencilla, indica. Primero, cocina sus alimentos (yuca, papa china, quinua, chocho, zambo, zapallo, camote), luego con esa agua los licúa, esa mezcla la pone en la paila, la cual está sobre una capa de hielo y otra de sal, luego es full brazo. Este es su gimnasio.

Según Evy, el helado de chochos sabe a coco; el de zambo y zapallo es como una especie de colada; el de papa tiene sabor a leche. Es que sus helados son tan sabrosos que hasta los agripados los consumen.

Don Manuel no solo es ingenioso, también es alegre. Manifiesta que si pasa por una calle y hay música, él 'no se queda con la pica' y se pone a 'mover el esqueleto'. "Una señora de Guayaquil me ofreció un parlante, me lo va a traer y cuando lo tenga lo pondré en mi carreta, allí vengo con ritmo", expresa entre risas y meneándose.

Mañito aprendió a amar más los productos de la tierra cuando trabajó en la agricultura,  recuerda que sembraba habas, papas, mellocos, maíz, entre otros alimentos. De igual manera, ha trabajado en la construcción, pero lo de él son los helados. 

El adulto mayor sostiene que cada vez que van guayaquileños a Pallatanga, lo buscan y andan preguntado por él y sus helados; es más hasta lo llaman abuelito, de cariño. Muchos disfrutan de sus dulces, es que cuando se cocina con el corazón, se siente en el producto... 

¿Quieres seguir leyendo más contenido de calidad? ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!