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Quito: la nueva droga que vuelve locos a las personas en situación de calle
El crack llegó a los barrios del sur de Quito y ha causado estragos en los indigentes. Se vuelven violentos para conseguirla y se hacen pasar por vacunadores
Los terrenos baldíos y las quebradas de algunos sectores del sur de Quito se han convertido en la guarida de los nuevos ‘zombis en situación de calle’. Según la Policía del Distrito Eloy Alfaro, los indigentes que ocupan estos lugares se han vuelto adictos al crack, una mezcla de cocaína pura con amoníaco, bicarbonato de sodio y otros componentes químicos. Su consumo es vía intravenosa.
El coronel Diego Barriga, comandante de esta zona, explica que esta droga “es más dañina y tiene mayor efecto que la que normalmente conocemos (coca, bazuco)”. Añade que son piedritas blancas que los consumidores las diluyen con fuego hasta que se convierta en líquido. Este se lo inyectan. “Encontramos mecheros, velas y jeringas durante los operativos”.
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Los sectores en los que más han desalojado a estos nuevos consumidores son Solanda, Chillogallo, Barrio Nuevo, Santa Anita, La Ajaví y los alrededores del Mercado Mayorista.
El centro de abastos está rodeado por quebradas y terrenos baldíos. Estas son utilizadas por las personas en situación de calle para construir lo que el coronel Barriga denomina los ‘albergues de consumo’. Son covachas construidas con cartones y costales para que les cubra del sol y la lluvia mientras se drogan.
Los indigentes construyen estas huecas en lugares estratégicos en los que puedan estar pendientes cuando llega la Policía a retirarlos.
Pero el consumo de esta droga lleva a la violencia. El 11 de octubre del año pasado un indigente fue quemado presuntamente por otros dos de nacionalidad venezolana, quienes según las primeras indagaciones intentaron desprenderle la cabeza de su cuerpo. Este caso habría sido por un problema de drogas. Al parecer, la víctima les debía dinero a sus verdugos por dosis de crack.
El miércoles 3 de mayo de este año un hombre murió degollado y otro se recupera de varias puñaladas en el hospital luego de un altercado entre personas en situación de calle que suelen trabajar como estibadores en el Mercado Mayorista. El crimen estaría relacionado a la venta de esta sustancia.
Violentos y peligrosos
Barriga explica que este tipo de droga, al ser más adictiva, causa más dependencia en los consumidores, quienes al no tenerla se vuelven violentos. Según el oficial, estos han causado estragos en zonas comerciales del sur de Quito.
“Van a los locales y les piden dinero a los propietarios. Cuando no les dan, les rompen los vidrios. Hemos tenido varios altercados”.
Duván Muñoz corrobora esta realidad. Él es propietario de una peluquería ubicada en la avenida Ajaví y comenta que han tenido que contratar personas particulares para que den seguridad de 17:00 a 20:00 los lunes, miércoles, viernes y sábados. Él ratifica lo dicho por el coronel Barriga: “los indigentes se ponen agresivos cuando no les dan dinero”.
Muñoz cuenta que la semana pasada uno de ellos sacó un machete para que el dueño de una panadería le diera plata. Al siguiente día otro rompió el vidrio de un carro y se sacó lo que pudo. “Son bien relajosos y hacen de todo para conseguir la droga”.
Una mujer que trabaja en un restaurante y que prefirió no identificarse por miedo a represalias añade que existen indigentes o cuidadores de carros que, desesperados por conseguir dinero para comparar el nuevo veneno, se hacen pasar por extorsionadores y quieren cobrar dinero. “Dicen que son líderes de bandas, pero sabemos que son las mismas personas en situación de calle que antes nos pedían caridad”.
Barriga confirma lo dicho por la mujer y agrega que durante los operativos de control han retenido a estos supuestos ‘indigentes vacunadores’, quienes, incluso, “se han tatuado en sus brazos, espalda o pecho, los logos de los grupos delictivos como Los Lobos o Los Choneros”.
‘Brujos Foráneos’
Un agente de la Unidad Nacional de Investigación Contra el Tráfico ilícito para el Consumo Interno señala que una dosis de cocaína o bazuco puede costar entre dos a cuatro dólares. Sin embargo, una dosis de crack puede llegar a valer hasta 8 ‘latas’. Esto puede variar si se ‘corta’ la droga. Es decir, cuando se ‘extiende’ la dosis con otras sustancias químicas y deja su pureza. En esa etapa, la sustancia se vuelve más adictiva para el consumidor.
Según el último informe anual sobre el comportamiento mundial de la economía criminal de las drogas, emitido por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga (Unodc), en 2020 los tres países con más incautaciones de cocaína fueron Colombia, Estados Unidos y Ecuador, pese a que el mundo vivía la pandemia provocada por el coronavirus.
De las casi 1.500 toneladas incautadas, el 6,5% se decomisó en territorio ecuatoriano.
En el informe se señala que los decomisos de crack y otros tipos de cocaína no especificados muestran un crecimiento en la región.
Y esto se evidencia en el sur de Quito, en donde la Policía ha capturado en las últimas dos semanas a cuatro presuntos expendedores de esta sustancia, todos de nacionalidad venezolana. La última detención fue de una mujer en estado de gestación, quien fue encontrada con media libra de crack, un revólver, 39 municiones de esta arma, cuatro celulares, una balanza y una moto robada.
La mujer fue aprehendida dentro de un domicilio en Chillogallo, en el que supuestamente se armaban las dosis de crack.
El comandante Barriga indica que no son los mismos expendedores que solían tener identificados y por eso están desplegando unidades de inteligencia en territorio para desmantelar a estas bandas extranjeras. “Con Migración estamos haciendo un levantamiento de información para poner a órdenes de las autoridades competentes a estas personas que causan daño a la ciudadanía”.
En la iglesia de Solanda los voluntarios también crearon espacios, los fines de semana, para que las personas en situación de calle que tengan adicciones acudan a recibir alimento y charlas de rehabilitación.
Las autoridades también derivan a los indigentes a fundaciones o centros de rehabilitación para que puedan desintoxicarse, pero según Barriga lo único que hacen es asearse, quedarse unos dos días y volver a las calles a consumir droga y generar conflicto.
Desmantelando bandas
La Policía ha identificado que los expendedores de esta nueva sustancia son extranjeros, la mayoría de nacionalidad venezolana. Agentes de inteligencia están desplegados en territorio para identificar los domicilios en los que almacenan la droga y capturar a los implicados. Según el Distrito de Quitumbe y Eloy Alfaro, las quebradas se han vuelto puntos críticos donde consumen y esconden esta nueva droga.
Además, estas nuevas organizaciones delictivas estarían utilizando a las personas en situación de calle para transportar sustancias ilegales de un punto a otro y, por su condición, evitar que sean atrapados por los policías.
Ante esta situación se realizan constantes operativos en quebradas, debajo de puentes y terrenos baldíos para desalojar y limpiar las nuevas ‘huecas’ de los ‘zoombies’ del crack.
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