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La ‘narcomagia’ estaría detrás del robo del cadáver de Junior Roldán
Expertos en temas paranormales explican que no cualquiera puede sacar los restos de un difunto. Añaden que hay cultos dentro del mundo criminal
El robo del cadáver de Junior Roldán del Cementerio Central de Envigado, en Colombia, tendría implicaciones paranormales, según dos expertos. Los restos de alias JR, quien fue uno de los líderes de la organización criminal Los Choneros, fueron profanados de la bóveda 30 del pabellón 18, el martes 12 de septiembre.
Carlos Cevallos, santero espiritista, explica que el cuerpo no lo debió sacar cualquier persona, sino un entendido en mayombe (religión originaria del Congo). Y para hacerlo debieron “realizar una serie de pactos con ese difunto y varias ceremonias pequeñas”.
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El objetivo de dicho acto lo desconoce, pero asegura que si se hacen rituales deberán “practicarlos en cuarto cerrado, porque son cosas que no puede saber el mundo exterior”.
Por su parte, el parapsicólogo Harold H. menciona que dentro de las religiones anímicas, el cuerpo de un difunto es una herramienta para invocar a su espíritu y generar agresiones psíquicas contra los enemigos.
Dentro de la religión yoruba (tradición mística de África), ellos buscan al barón del cementerio, que es considerado el espíritu del difunto más poderoso, y lo invocan a través de sus huesos, según Harold.
Cultos mafiosos
Ambos concuerdan en que dentro del mundo delictivo existe la ‘narcomagia’, que en términos científicos se llama cresmología.
El parapsicólogo explica que dentro de las ciencias forenses, los investigadores estudian esta rama para saber cuáles son las costumbres que tienen los miembros de una organización, para así llegar a desarticular rápidamente a sus clanes.
Harold H. añade que estas personas practican rituales contralitúrgicos, que son ceremonias no oficiales ni reconocidas por la religión católica, como el culto a la Santa Muerte, en México, o a la Virgen María, en Colombia.
En este último caso, el experto explica que los sicarios suelen acudir a la catedral de Sabaneta, en Antioquia, para encomendar su próximo crimen y que no les salga mal.
De acuerdo con el parapsicólogo, los asesinos se colocan un escapulario en la mano para que no les falle el tiro, uno en el tobillo para que su motocicleta no se dañe mientras huyen y uno en el pecho para no recibir disparos.
Sin pacto no pueden llevarse al difunto
Las personas que profanaron la tumba de Junior Roldán no serían simples fanáticos, sostiene el experto Carlos Cevallos. De acuerdo con el santero, debieron hacer un pacto con el muerto. Es decir, ofrecerle muchas cosas para obtener una respuesta o un favor.
Si el espíritu del difunto acepta lo que se le ofrece, entonces este da el permiso para que lo saquen y se lo lleven a donde quieran. Sin embargo, si llevan sus restos en contra de su voluntad, pueden ocurrir muchos problemas en el ‘mundo de los vivos’. “El mismo muerto hace que todo le salga mal a la persona y al final se la lleva al mundo de los espíritus por jugar en contra de su voluntad”.
Cevallos añade que los mayomberos son los únicos que pueden ‘trabajar’ con los huesos de los muertos, a los que durante las ceremonias les añaden velas, frutas, cuchillos, muñecos y otros artilugios.
Joyas de Junior, atractivas para profanadores
En el barrio Alcalá (Envigado), donde está ubicado el cementerio del que fue robado el cuerpo de Junior Roldán, reinan el miedo y el silencio. “La Fiscalía ya tiene a cargo la investigación y es ella quien debe dar la información”, respondió el cura de la iglesia Santa Gertrudis, a cargo del camposanto, a una solicitud de información de EXTRA.
No obstante, una fuente policial colombiana contactada por este Diario entregó un dato que sería parte de las hipótesis. Según dijo, hay dos teorías que no se descartan. Por un lado, que algún grupo de la región se enteró de que JR habría sido enterrado con las ostentosas joyas que solía presumir en vida, y que quisieron robarlas.
Y, por otro lado, que se trate de una profanación con intereses ocultistas, como de brujería o satanismo. “Este tipo de hechos son los que ocurren cuando se llevan los cuerpos de los cementerios”, dijo la fuente policial.
Mientras el silencio reina, la Fiscalía de Colombia avanza en la investigación (que está en etapa preliminar), con base en una denuncia formal que interpuso el sacerdote de la iglesia y en medio de dos dificultades: en la zona no hay cámaras de seguridad y el camposanto, pese a estar en un sector central de la ciudad, en horas de la noche es un lugar desolado.
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