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¡Multas lo volvieron ‘dinamita’ al hombre que quiso explotar la AMT de Quito!
El hombre que amenazó con explotar la Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT) habría estado enojado con agentes que lo sancionaron.
Terrorismo. Es el delito con el que se investiga al hombre que quiso, con una bomba falseta, ‘volar’ el edificio de la Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT), en el norte de Quito, el viernes.
Ayer, en la audiencia de flagrancia, el juez ordenó prisión preventiva durante 30 días.
El sujeto, con 57 años, secuestró a una funcionaria, entregó una hoja con peticiones, entre ellas hablar con el presidente Guillermo Lasso, y metió miedo a unos 150 trabajadores de la entidad. Pero hay más detalles de ese momento de terror...
Durante la toma del edificio, el sospechoso habría dicho a los policías que era técnico en electrónica con una experiencia de más de cuatro décadas, y que si alguien hacía un movimiento comprometedor: “¡Todos explotaremos!”.
Pero... ¿Qué quería? Además de ver al ‘presi’, el tipo pedía la presencia de tres agentes, quienes, al parecer, lo multaron por infracciones en años pasados, y constaba el número de una boleta de multa.
Este Diario verificó en el sistema de la AMT dicho documento. Se trataba de una citación emitida el 6 de julio del 2016 por conducir con licencia caducada. Según el Código Penal, esta es una contravención de segunda clase y se paga con el 50 % de un salario básico (186 dólares en ese entonces) y la reducción de nueve puntos.
El hombre no habría pagado a tiempo y el interés subió a 153 dólares. En total, terminó cancelando 336 dólares.
Pero no es todo. Según el sistema de la AMT, aquel hombre ‘fosforito’ todavía registra cinco citaciones –dos de ellas caducadas– y debe pagar un total de 520 dólares, por accidente de tránsito, por conducir sin licencia y por desobedecer las órdenes de agentes.
Luego de que personal de la Policía Judicial entrevistara al detenido, que además tiene el 87 % de discapacidad física, se determinó que había estado “resentido” con los uniformados que lo multaron y que por eso habría querido explotar la infraestructura.
Valoración psicológica
La mujer que fue tomada como rehén declaró a la policía que el sospechoso se habría acercado para averiguar un trámite que había iniciado el pasado 3 de agosto. Mientras la funcionaria revisaba en su computador vio que el sujeto buscaba en su mochila.
Ella regresó a ver por un momento a la pantalla y el hombre la agarró del cuello y la amenazó con un cuchillo. “Me rompe la manga de la chompa y luego me enseña la bomba. Me dijo que si me muevo vamos a morir”, según consta en el expediente.
Mientras el tipo amenazaba con explotar el lugar, la trabajadora pensaba en sus tres hijos. Estaba nerviosa, asustada. Eso lo habría notado el sospechoso, quien pidió un vaso de agua para ella, al verla desesperada y a punto de llorar.
Cuando los policías neutralizaron al sujeto, le retiraron el artefacto a la funcionaria y luego la llevaron temblorosa a realizarle los exámenes médicos y que una psicóloga la atienda. En el informe se explica que “se evidencia alteración emocional durante la diligencia, se muestra nerviosa e hipervigilante percibiendo amenazas contra su vida”.
Sabía lo que hacía
El suboficial de la Policía, Mauricio Herrera, miembro del escuadrón antiexplosivos del Grupo de Intervención y Rescate (GIR), fue quien acudió a la emergencia. El agente se sorprendió luego de revisar el artefacto porque, según su experiencia, este estaba armado por un profesional que conocía sobre el ensamble de una bomba.
Herrera constató que se trataba de un cilindro metálico de unos 15 centímetros y en su interior tenía un circuito simulado de un explosivo. “Tenía cables, batería y una placa”.
Con estos elementos, según el suboficial, si había material fulminante y explotaba, podía haber destruido por completo el primero piso y causar daños de unos 50 metros a la redonda. “Por su tamaño podía guardar una libra de explosivos”.
Por eso, Herrera mencionó que fue un error grave de la rehén y de los otros policías haberle quitado el artefacto del cuello y dejarlo a un lado. “Hay bombas que se activan con el movimiento”.