Por un carril exclusivo, por una puerta automática, sin apretujones y sin mucha espera. Así llega, rapidito y sin tanta ‘lámpara’, el salvataje para la metrovía de Guayaquil. Son nada menos que 3’586.923 dólares que servirán para sostener un servicio que rueda entre las quejas y la quiebra.

Este sería el tercer salvataje con el que se pretende mantener con vida este modelo de transporte. El primero fue aprobado a inicios de 2021, cuando le entregaron 992.457 dólares, y el segundo llegó meses después ese mismo año, por $ 1,688.457. 

Entre los argumentos que sustentan la ayuda, está el hecho de que de las 342 unidades de la flota operativa del 2019 (entre articulados y alimentadores de las tres troncales), al menos 152 unidades (el 44 %) están arrumadas, por daños en neumáticos, puertas o con diversos desperfectos mecánicos. El otro 56 % (es decir 190 buses) se encuentra en funcionamiento. En otras palabras, cerca de la mitad no rueda.

De mal en peor

En un recorrido por algunas paradas se comprobó que perduran las aglomeraciones y hay afectaciones en las estructuras, como daños en las puertas automáticas, o la ausencia de estas, como en el caso de la parada en la Juan Tanca Marengo, en la vía a Daule.

Y es por estos motivos que diferentes usuarios cuestionan cuál será el beneficio que tendrán con las millonarias inyecciones. “Es inaceptable que se invierta tanto dinero y sigamos viajando en estas condiciones. ¿Qué garantías hay con tantos millones? Sinceramente, ninguna”, reclama Carmen García, residente de la Martha de Roldós.

Al universitario Rogelio Ibarra, en cambio, le molesta que los buses circulen dañados, algo que se evidencia en la demora de las unidades. “La metrovía va de mal en peor. Me causa sorpresa saber que con tantos millones nada mejora”. 

Bajo la mirada de expertos como el planificador urbano Luis Alfonso Saltos, el modelo de gestión de la ‘metro’ no da para más. Califica como “capricho” que el Municipio trate de mantener el proyecto. “La metrovía y su modelo dejan mucho que desear. El Municipio y la ATM tienen que hacer un mea culpa y corregir los errores.

Por ejemplo, tienen que comenzar a generar acuerdos con los transportistas de buses para reordenar las rutas o ver la forma de integrarse al sistema multimodal, pero no se puede seguir dando mas dinero”.

El experto en movilidad, transporte y ordenamiento Carlos Jiménez advierte que con esta acción “se continúa parchando” y “eso será eterno”. Reconoce que “lo más triste” es que por efectos del tráfico de vehículos particulares, los niveles de servicio se están “viendo afectados y al final los usuarios son los que sufren. Se demoran más y viajan hacinados”.