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Rosario Guerrero es guardiana de la Virgen de El Quinche, de Solanda. Ella se encarga de cuidar y vestir a la figura. También mantiene en orden la gruta.Cortesía

“¡Soy un milagro!”

En Solanda, sur de Quito, la gente recibe milagros de la Virgen de El Quinche. EXTRA contactó a los devotos y a la guardiana de la imagen religiosa.

Laura Mullo cubrió el cuerpecito de su hija con una sábana y le rogó a la Virgen de El Quinche, que está ubicada en el parque de Solanda, sur de Quito, que no se la llevara a la eternidad. Y el milagro ocurrió.

Desde entonces, aquella escultura religiosa se convirtió más que en una leyenda, en la patrona de quienes han ‘acariciado’ la muerte... y sus devotos lo atestiguan.

Brillyth Zapata tenía cinco años cuando un paro respiratorio la condujo a una sala de cuidados intensivos en una clínica del lugar. Allí la intubaron.

Tiempo después, un médico habló con la familia. “Dijo que hicieron todo por salvarla y que no pudieron. Nos pidió que nos despidamos porque la niña ya estaba muerta”, relata Laura.

Devastada, la progenitora de la pequeña puso la vida de su segunda hija en manos de la madre de Jesús. “Traté de resignarme. La velamos toda la noche”, añade.

Todo lo que esperaban era que a la mañana siguiente un especialista firmara las actas para empezar con los ritos funerarios.

Incluso habían comprado un pequeño ataúd blanco. Pero 11 horas más tarde, Brillyth empezó a reaccionar. Fue su hermana que notó un soplo de vida en el cuerpo de la nena.

“Le hicieron exámenes y muchas cosas, sentía que la estaban maltratando y quería que pararan... Decían que no había actividad, pero horas más tarde ella empezó a llamarme. Me dijo: ‘¡Mamita, sácame de aquí y llévame a El Quinche!’”, rememora Laura.

Aunque los médicos aseguraron que las secuelas de Brillyth serían graves, cuando la niña despertó no tenía un déficit de neuronas y luego de semanas de terapia regresó a casa.

El milagro
El hijo de José recibió cinco impactos de bala. Él está seguro de que su fe en la Virgen le salvó la vida.Cortesía

Son pocos los recuerdos que Brillyth tiene de su estado de inconsciencia. Sin embargo, algo muy vívido para ella fue su encuentro con la Virgen de El Quinche. “Había dos caminos y seguí el más iluminado. Me encontré con la Virgen que llevaba a Jesús en brazos y estaba rodeada de muchos niños. Ya me estaba poniendo mis alas cuando ella me habló y me dijo que no era mi momento, que debía regresar”, narra.

“Los niños no querían jugar conmigo”, añade la joven, que hoy tiene 21 años.

Su sueño es convertirse en veterinaria y el asma –condición médica que en ese momento no sabían que tenía y que la llevó en primer lugar a emergencias– ha sido controlada.

“Soy un milagro. Hay gente que no lo puede creer. Presenté un libro para mi escuela contando lo que viví. Por eso le tengo tanta fe a la Virgen... Ahora puedo sentir cuando algo va a suceder o alguien va a morir. Los sueño”.

Pero aquel suceso de fe no es el único que se le adjudica a la imagen milagrosa que fue tallada en San Antonio de Ibarra, en Imbabura, para convertirse en la patrona de los residentes de Solanda, un barrio con más de 160 mil habitantes.

José Calderón, presidente del Sector Cuatro, ha sido testigo de algunos hechos inexplicables, incluso uno sucedió con su propio hijo. Ocurrió hace un par de años cuando el muchacho salía del banco.

Unos sujetos lo asaltaron y recibió cinco impactos de bala. “Los médicos le decían el hombre de acero. Llegó el jueves a emergencias y el viernes le dieron el alta. Aún tiene las marcas... Nosotros oramos mucho a la Virgen, somos muy devotos”, resalta.

Solo uno de los proyectiles quedó alojado en su cuerpo. Como el casquillo no ponía en riesgo ninguno de los órganos, los doctores decidieron dejarlo. “Un médico amigo dijo: ‘Tranquilo, yo te lo saco’. Ahora mi hijo la tiene de recuerdo”, describe.

Es tanta la fe que José siente por la Virgen de El Quinche, que hasta le compuso una canción. Fue la misma madre de Jesús que le dictó la letra en una especie de aparición y el hombre, como buen imitador del cantante Sandro, le dio voz.

Guardiana de la Virgen

Día en el que Brillyth dejó el hospital. Su familia estaba emocionada por su regreso a casa.Cortesía

Han pasado más de dos décadas desde que los vecinos de Solanda, en busca de una patrona, arrojaron tres opciones. La Virgen Dolorosa, la de Guadalupe y la de El Quinche se disputaron ese puesto. Pero por votación popular fue la última la elegida para convertirse en la protectora del lugar.

Por años, la escultura pasó de casa en casa, hasta que un incidente con el pelo de la imagen durante un incendio los motivó a levantar una gruta y luego una capilla a la que hoy llegan fieles de un sinnúmero de lugares.

Rosario Guerrero es la guardiana de la imagen. Ella la viste, la limpia y mantiene en orden la pequeña gruta situada en ese parque del sur de la ciudad. Aunque la fe por la Reina del Cielo es propia, ya que María le ha concedido varios favores en torno a su salud, ha sido testigo de milagros en muchas personas que visitan el sitio. “Para mí, es un honor servirle a la virgencita”, describe.

Rosario despierta muy temprano y acude hasta el pequeño templo. Allí cierra la puerta con llave e inicia su ritual para alindar a la madre de Jesús. Siempre lo ha hecho sola, incluso conoce a detalle los gustos de la figura.

“Sonará extraño, pero a la virgencita hay ciertas prendas que no le gusta ponerse. Recuerdo una ocasión en la que una chica que era policía le obsequió un vestido, pero no le entraba. Era bastante sencillo, pero por más que tratamos de ponérselo no lo logramos. Tuvo que venir la costurera para hacerle unos ajustes y aun así no funcionó. Tuvo que adaptarle con unos imperdibles”.

La escultura, que mide poco más de un metro y 20 centímetros, tiene unos 32 trajes que Rosario cambia cada 15 días.

Son los domingos cuando la gruta está abierta hasta las dos de la tarde para que los fieles entren a hacer sus peticiones. “Hemos encontrado algunas cartas, fotografías, cédulas. La gente tiene mucha fe. Muchos piden por su salud y trabajo. No me he puesto a leer porque sé que son personales”, agrega.

La guardiana de la Virgen deja por unos minutos su negocio, ubicado a unos metros del parque, para abrir la capillita, cuando algún devoto quiere entregar una carta. “Saben dónde encontrarme. Con gusto ayudo en lo que puedo”. Da la mano para que los milagros se hagan realidad.

Con oración hay mejores resultados

Manuel Calderón, director del Centro de Investigación de Biomedicina de la UTE, dice que es complicado emitir un criterio científico con relación a los milagros. Sin embargo, explica que estos responden a un tema de fe que debe ser respetado, pese a que no contengan un respaldo científico.

El especialista, incluso, hace referencia a un estudio realizado por una universidad en Estados Unidos. En esta se dividió a los participantes en dos grupos. En el primero, los pacientes recibían la medicina y sus familias oraban. En el segundo, los pacientes únicamente recibían el fármaco, pero no había oración. “En los resultados se confirmó que quienes además de la medicina, oraron, tuvieron mejor respuesta en el tratamiento”, resalta.

Según Baldeón, esto se debe a la actitud de las personas ante una situación. También se ve reflejado en los estudios en los que a un grupo se le administra placebo, mientras que al otro se le aplica el agente activo. Con solo la idea de una cura, el 20 % de personas que recibió el placebo tendrá una mejoría en sus síntomas.

El especialista asegura que también al ser creyente no puede cuestionar estos actos de carácter sobrenatural. “No son infrecuentes. La medicina tampoco puede explicarlo todo. Está en constante evolución. Un ejemplo de ello es este virus nuevo del que cada día se va aprendiendo“, acota.

Algo que recomienda es que la oración y la fe vayan de la mano de la ciencia. “Si una persona ya no puede respirar por este tema del virus, no debe esperar para ir al hospital. No solo con la oración se puede salvar. También se necesita la intervención médica”, concluye.

Existen comités para determinar estos hechos

José Benítez, sacerdote y doctor en Teología, describe que la palabra ‘milagro’ puede usarse de una forma familiar y no solo para referirse a un hecho sobrenatural. Un ejemplo de ello podría ser “de milagro no murió en el accidente”. En este caso no se habla de un acto sin explicación, si no que es una forma común de expresión. Sobre los hechos que no son entendidos por la medicina, como la cura de personas con enfermedades graves, el sacerdote —quien fue párroco de Solanda durante nueve años— refiere que la Iglesia solicita una exhaustiva investigación para calificarlos como milagros reales. El proceso suele ser bastante largo y se inicia con un comité (conformado por médicos, psicólogos, especialistas) que avala que el caso no tenga una explicación clínica.

Para ello, se solicita toda la información del paciente. Esto incluye el historial médico, los protocolos de las cirugías y los exámenes que se han realizado. Posteriormente, y cuando el equipo haya revisado la documentación, se envían los papeles al Vaticano, donde el caso será evaluado por otro comité (con nuevos especialistas) y si se trata de un hecho sobrenatural llega a las manos del Papa.

“Es el encargado del veredicto final confirmatorio. Luego del criterio de los científicos de dos tribunales”, precisa.

La idea para el sacerdote es “armonizar” la fe, ya que existen muchos hechos que para alguna persona en particular se consideran milagros.