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Metro de Quito: ¡Bautizo salado!
Ciudadanos ya le han perdido la fe al nuevo sistema de transporte. Ellos, así como un experto en movilidad, no creen que funcione comercialmente en marzo.
Un nuevo tropiezo del Metro de Quito molesta a los quiteños. El 5 de enero ya no pudieron acceder a los recorridos programados en los trenes por problemas en el sitio web.
“Ya ni queremos saber nada de ese Metro, porque todo ha sido una burla”, reclama Flor María Maza.
La usuaria dice estar ya molesta con todos los reveses y contratiempos que se han registrado en el proyecto “más caro de la capital: es como comprar algo y no poder usarlo y encima endeudados”, agrega la costurera.
DESCONFIANZA
“No creo que la operación comercial se concrete el 5 de marzo. Los indicios no apuntan a eso”, sentencia Cristóbal Buendía, presidente del Observatorio de Movilidad de Quito.
Para el experto en movilidad, la razón de tantos retrasos y plazos no cumplidos es que “se están priorizando lo intereses políticos antes que los técnicos”.
Esto se reflejaría en otros procesos como la Revisión Técnica Vehicular o la reforma de rutas y frecuencias de buses urbanos.
“Quienes están al frente de estos procesos no tienen las condiciones técnicas para ejecutarlos”, agrega.
Esto es algo que los ciudadanos, sin ser expertos en movilidad, ya han podido percibir.
Ivanova Campuzano comenta que le pareció una “burla para los ciudadanos” la realización de grandes eventos por la inauguración el pasado 21 de diciembre. “No entiendo cómo se pueden hacer esas cosas. Nos creen bobos”, agrega.
Sin embargo, asegura que no usará este sistema de transporte, aunque los otros sistemas municipales como Trole y Ecovía han “evidenciado que no son seguros y hay mucha gente”, pero no le queda de otra.
INSUFICIENTE
Tampoco le es útil, pues ella se traslada desde y hacia el valle de Los Chillos y la ruta de esta sistema va desde Quitumbe, en el sur, hasta El Labrador, en el norte. “No me sirve”.
Buendía explica que el Metro solo cumpliría con el 12 % de la demanda de transporte en la ciudad, pues no llega a barrios del extremo norte o extremo sur de Quito.
“Fue concebido como articulador de casi todo el transporte en la ciudad, pero no se han reestructurado ni las rutas y frecuencias en superficie”, asevera.
Andrés Dueñas, un estudiante que vive en El Condado, opina que de nada le serviría que los trenes arranquen o no. “Los articulados que van hacia los barrios periféricos son pocos y no funcionan hasta muy tarde”.
Tampoco le emociona subirse al Metro y esta es una de las consecuencias de tantos retrasos, según el experto: la deslegitimación de un millonario proyecto. Pero que no haya un transporte “medianamente digno en la capital”, es el precio más caro que ha pagado la ciudad, aparte de los 2.000 millones de dólares. “Ha resultado una inversión inoficiosa”, concluye.