Desde la noche del lunes 11 de diciembre la vida de Jhordan, de 28 años, dio un giro radical. De un solo golpe y de la manera más cruel le arrebataron lo que más amaba, a sus cuatro hijitos y a su esposa, la mujer con la que compartió 10 años de su existencia y con la que soñaba envejecer. Hoy el dolor y la impotencia son parte de su dura realidad que le ha quitado hasta las ganas de vivir.

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Al mediodía de ayer, el guayaquileño, en medio del desconsuelo y aflicción que aún no le permiten asimilar la tragedia ocurrida dentro del inmueble donde residía desde hace un año y seis meses, sepultó a sus retoños, víctimas de criminales que llegaron a bordo de un auto blanco y que inmisericordemente dispararon a través del vidrio de la ventana.

“Siento que la vida se me fue con mi familia, lo perdí todo en una noche. Tenía la fe en que mi esposa se iba a salvar. Era una mujer fuerte, con amor nos hubiésemos levantado, yo iba a ser su fortaleza y ella la mía. Incluso había la probabilidad de que le cortaran una de sus piernas y yo me decía ‘voy a trabajar duro para comprarle una silla de ruedas, voy a buscar a alguien para que la cuide’, ya no me queda nada porque vivir”, digo con su voz entrecortada.

Jhordan recibió en el cuello el roce de uno de los más de 30 proyectiles, calibre 9 milímetros disparados por los sicarios. Su amada Rosita, en su anhelo de proteger a sus hijitos, corrió hacia el dormitorio y fue impactada por siete balas, que comprometieron sus órganos vitales. Falleció a las 23:00 del miércoles en un hospital de la ciudad.

Su esposo y su tía política aclararon que ella no estaba embarazada, pues afirmaron que tras el nacimiento de su cuarto hijo, la bebita de cinco meses, que también murió junto a sus hermanitos de 7, 5 y años, fue sometida a una ligadura tubárica que la imposibilitaba quedar en cinta.

“Yo soy obstetra y traté todos sus embarazos, eran una pareja tan unida, mi sobrino la acompañaba a cada consulta. Él va a necesitar ayuda psicológica para poder asimilar esta tragedia”, manifestó la allegada. 

Uno de los presuntos responsables de la matanza, Byron Steven Morales Barzola, alías Borreguito, fue detenido la noche del miércoles, en las calles 32 y García y García, suburbio porteño y puesto a órdenes de las autoridades.

La tarde de ayer, durante la audiencia de formulación de cargos, le dictaron prisión preventiva. Lo procesaron por asesinato y de acuerdo al artículo 140 del Código Orgánico Integral Penal podría pagar una condena de 22 a 26 años de ser hallado culpable.

El juez, a cargo diligencia, también dispuso medidas de protección para el padre y esposo de los fallecidos.

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