Con un casco blindado que le quedaba grande, un chaleco antibalas, la mirada perdida, los dedos de sus manos enredados entre sí y una chaqueta naranja: triste y hundida en sus pensamientos... Cuatro hombres armados rodeándola, uno de ellos -el que protegía su franja derecha-, con el índice en la pistola y la boca de un fusil en primer plano.

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Esa fue la única foto que se conoció de la audiencia de testimonio anticipado que Mayra Salazar rindió el jueves 28 de marzo de 2024 en la Corte Nacional de Justicia en Quito, en medio de las diligencias del Caso Metástasis. En la imagen no había rastro de la despampanante y enérgica mujer que lucía en sus cuentas de redes sociales viajes por el mundo, selfies con cantantes, periodistas y personalidades de renombre.

Su última publicación en el perfil de Instagram, en el que alcanzó a cosechar 51.400 seguidores y publicó 2.743 veces, fue justamente un video con el renombrado comunicador cubano de CNN Ismael Cala. En el clip, Salazar le entrega a Cala un calendario elaborado por personas privadas de la libertad que integraban su fundación Renova Ecuador.

Minutos después de la foto, se presentó ante el juez y respondió rápidamente algunas preguntas de rigor: ¿edad?, “35 años”; ¿dirección de residencia?, “cantón Daule” y su número de cédula que no publicamos por seguridad.

Antes de contar la historia de su vida profesional y de cómo llegó a ser una pieza clave en el denominado por la Fiscalía como Caso Metástasis, envió un mensaje que dejó atónitos a quienes escuchaban la audiencia pública que fue transmitida de manera telemática.

“Ya es hora de purgar este sistema de justicia corrupta en el que viví por dos años y compartí por dos años. Es verdad que me equivoqué, pequé de pensamientos y deseos, pero nunca pequé de acción. Soy un ser humano y me equivoqué y no me quiero quedar en el error, son más de 50 procesados del cual yo he sido la única en poner la cara”. Esa fue la antesala de su testimonio.

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En un recorrido por su vida profesional, empezó por decir que era dueña de un título de cuarto nivel; que por allá en el 2007 trabajó en la revista Vistazo; que de 2013 a 2018 integró la nómina del canal TC Televisión (el mismo que fue objeto de una toma armada en enero de 2024); que de 2018 a 2019 fundó una compañía de producción; que luego hasta el 2021 trabajó en la Asamblea Nacional y que, finalmente, hasta el 2023 se repartió en labores entre la Corte de Justicia del Guayas y el Parlamento Andino.

“Desde 2016 también he sido docente universitaria en comunicación y paralelamente he realizado por varios años espectáculos públicos de artistas nacionales e internacionales. En TC fue donde mi nombre tomó más popularidad a nivel público y mediático y es justamente en esos años, el 13 de octubre de 2017, en donde por un requerimiento de un artista, de las artistas Alejandra Guzmán y Gloria Trevi, siendo esta última la que pide poder ingresar a un centro penitenciario femenino, que entré por primera vez a una prisión”.

Aseguró que a partir de ese momento su vida cambió. Primero, presenció de cerca las necesidades de la comunidad carcelaria, de la que hoy hace parte, y que su corazón la motivó a buscar alternativas para apoyarlos: brigadas médicas, talleres, capacitaciones… Sin embargo, en su ir y venir en esas labores, conoció a la persona que la introdujo a un mundo del que solo pudo salir cuando fue descubierta por los chats que aparecieron en el celular del capo del narcotráfico, Leandro Norero, asesinado en octubre de 2022.

La persona que la empezó a contactar con el oscuro mundo del narcotráfico y la corrupción judicial fue Samara Rivera, esposa del líder de Los Choneros, Jorge Luis Zambrano, alias Rasquiña, quien fuera asesinado en diciembre del 2020.

Rivera no solo le brindó una amistad, sino que le presentó a Javier Novillo Arana, un abogado con quien también inició una relación cercana y quien le abrió sus ojos al mundo criminal. Le explicó los entuertos y las maniobras judiciales que se podían comprar para asignar jueces a conveniencia, lograr fallos favorables y hasta sacar a delincuentes culpables de prisión. Él mismo fue quien le presentó a Leandro Norero.

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“En 2021 fui llamada por Javier Novillo, que necesitaba reunirse conmigo para presentarme un cliente para contratar mis servicios profesionales en comunicación. Nos reunimos en NLT (…) con los administradores de dicho negocio, el señor Juan Pablo Jaramillo, colombiano, investigado en el caso Metástasis con medidas sustitutivas, y estuvo presente el hermano de Leandro Norero, Israel Norero”, explicó Mayra.

Cuando ella presenta el plan de comunicaciones, en octubre de 2021, es cuando conoce a Leandro Norero, con quien a partir de ese momento comenzó a sostener una relación de amistad. Aseguró que fue relacionista pública desde ese instante hasta que Norero fue detenido y sus bienes incautados.

“Desde que conocí a Leandro Norero me pidió que nuestra comunicación la hagamos en aplicación, en Thremma, que le daría opciones para no estar vinculado a ningún número de celular, es un código único para identificar a los usuarios, el usuario que manejé era ‘asi es mejor’. Por esta app se pagaban cinco dólares mensuales”, reveló la periodista.

Desde entonces, fue cuestión de tiempo para que terminara cada vez más involucrada en negocios irregulares. Se enteró de que no solo eran abogados y jueces los que trabajaban para Norero, también políticos, cabezas del SNAI, empresarios y que, incluso había relaciones con renombradas personalidades de la farándula de Ecuador.

En su trabajo en la Corte de Justicia del Guayas entendió mejor el modus operandi criminal y terminó involucrada en procesos judiciales de conocimiento público e incluso supo de estrategias para desestabilizar políticos: dio testimonios contra el exasambleísta socialcristiano, Pablo Muentes e, incluso, dio pistas de quiénes podrían estar detrás del magnicidio de Fernando Villavicencio.

Su incursión en la vida criminal le dejó a Mayra Salazar amplios beneficios económicos. En 2014, reportaba un patrimonio de 20.153 dólares y en octubre de 2023, antes de ser detenida por el caso Metástasis, ya registraba un patrimonio de 324.184 dólares.

Mayra Salazar dice que su vida está en riesgo, y es quizá por eso que en la foto que circuló en redes sociales antes de su testimonio anticipado, protegida por un robusto dispositivo de seguridad, no es nada exagerado. De hecho, dijo que ha sido víctima de cinco atentados en contra de su vida, uno de ellos antes de acudir a la audiencia. “La noche del día ayer tuve alerta de bomba en el centro donde estoy recluida”.

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