El haber dejado a los tres cadáveres baleados en una ciclovía de la extensión de la avenida Simón Bolívar, norte de Quito, solo tiene un nombre: terrorismo en la Carita de Dios. Así lo califican dos especialistas consultados por EXTRA un día después de este hecho que se registró este 14 de abril.

Franklin Tinajero, psicólogo forense, indica que este reciente crimen masivo tiene todas las características para generar terror. “Un delincuente común habría intentado esconder los cuerpos, pero se ve que, en este caso, ya no les importó”.

De esa manera se está enviando dos ‘mensajes’. El primero es para las otras bandas rivales o a los mismos integrantes del grupo que cometió este triple asesinato. “Es la firma criminal para decir: ‘nosotros hicimos esto’. Y es evidente que se están agudizando las pugnas por territorio”.

El segundo mensaje, en cambio, va para la población. A su criterio, el miedo que causa a las personas forma parte de una psicología del terrorismo. “No se sabe exactamente si las organizaciones criminales se han preparado para tener la certeza de que con sus actos generarán miedo o simplemente es algo instintivo. Pero esto es terrorismo”. Y al dejarlos en la vía pública, para que la gente los encuentre, genera un mensaje directo: temor en la población.

Tinajero no se equivoca cuando habla del temor que sienten las personas. La Policía detalló en un extracto al que este Diario tuvo acceso que los habitantes que viven alrededor de donde estaban los tres baleados no proporcionaron información para las indagaciones.

“Por temor a represalias no quisieron identificarse (los residentes) y manifestaron que en la madrugada (del domingo), siendo las 06:10 aproximadamente, escucharon detonaciones de pistola”, reza en el informe preliminar del caso. Así se confirma lo que era solo una hipótesis: que los tres hombres fueron ejecutados en el mismo sitio donde quedaron sin vida.

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Carlos Alulema, general de la Policía en servicio pasivo y exlíder de la Dinased, señala que ese es otro factor que se suma a los actos de terrorismo. “Cuando se comete un crimen lo más cercano a la casa del ciudadano, generará mucho más temor”, detalla.

Si bien este tipo de ataques no tiene la frecuencia que se da en otras ciudades como las costeras, Alulema reconoce que ya es evidente el traslado de esa violencia a Quito.

Tinajero agrega que al empeorar estos actos terroristas se está evidenciando que las autoridades no están atacando la raíz de este problema. “Las bases y sus células siguen funcionando porque para que hagan este tipo de cosas es porque tienen mucho poder”.

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