La presunta complicidad de dos guardias de seguridad fue clave en la masacre contra cinco hombres en Petrillo, recinto del cantón Nobol, la madrugada de este martes 30 de julio del 2024. El ataque se produjo en un predio donde había varios contenedores, vehículos y camiones.

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Hasta el cierre de esta nota periodística, agentes policiales habían identificado a tres de las víctimas: Freddy David Contreras Olvera, Víctor Francisco Torres Caicedo y Cristopher Israel Calderón Domínguez. Ellos, junto a los otros dos baleados, fueron sorprendidos por sujetos armados que ingresaron por la parte trasera del inmueble. Hasta un perro ‘marchó’ al recibir disparos.

Un sexto hombre se salvó de perder la vida durante la balacera porque logró esconderse en uno de los tráileres que estaban dentro del solar.

La matanza se registró aproximadamente a las 03:00, precisó el coronel Marcelo Castillo, jefe policial del distrito Daule. Acotó que los fallecidos son el propietario del lugar, su hijastro, dos guardias de seguridad y un conductor.

“El dueño del predio tenía dos antecedentes por tráfico de sustancias y robo. El hijastro del propietario, un muchacho de 22 años, tiene antecedentes por tráfico de sustancias. Otro de los fallecidos es uno de los conductores, con dos antecedentes por robo”, dijo el uniformado.

Los cuerpos de las víctimas quedaron esparcidos en diferentes puntos de aquel predio. Uno fue encontrado en una especie de pequeña habitación que había en el sitio, mientras que los demás estaban tirados en el patio del inmueble, dos de ellos cerca de plataformas para transportar contenedores.

Los cadáveres fueron retirados aproximadamente a las 08:00 por gendarmes que llegaron al punto luego de recibir una alerta de lo sucedido del ECU-911. Allí también buscaron elementos como restos de balas o algún otro objeto que permita obtener información de lo sucedido.

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Castillo también comentó que el suceso no tiene relación con un robo, pues las pertenencias de los baleados se encontraban allí, a excepción del celular del dueño del solar. Por eso se presume que se buscaba obtener información del dispositivo.

Otro dato que consta en las hipótesis es que los sicarios no querían dejar cabos sueltos, pues también se llevaron el disco duro en el cual se almacenaban las grabaciones del sistema de cámaras de vigilancia que se había instalado en la propiedad.

Según el coronel, los familiares del propietario del espacio “no pudieron justificar la razón social de los predios. Simplemente lo hacían ver como un lugar de logística de transportes pesados”.

En el interior también encontraron varios tanques con productos químicos y se iba a coordinar con una unidad especializada para determinar la naturaleza de esos productos.

“Se tiene otra línea investigativa de que presuntamente aquí contaminaban contenedores”, adelantó Castillo, respecto a una posible actividad delictiva en el sitio. Y añadió que “quizá hubo un mal reparto o alguna situación negativa”.

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En aquel inmueble recientemente habían ingresado a laborar dos guardias de seguridad adicionales a los dos celadores acribillados. De ellos se sospecha que estarían aliados con los implicados, posiblemente proporcionando información importante de las características del espacio, las rutinas y de las víctimas.

“Cometieron su fechoría, su hecho violento y se escapan conjuntamente con los otros”, mencionó Castillo sobre aquellos guardias.

Los trabajos policiales para identificar a los involucrados están en marcha. Sin embargo, en aquella zona mayormente hay sembríos y pocas cámaras de monitoreo.

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