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Luto en música urbana: El hiphop llora a su hijo Barras
La escena rap guayaca pierde a uno de sus miembros más activos, representante del Cristo del Consuelo. Colegas y amigos comentan sobre su trayectoria y labor social.
Después del deceso del músico Aire del Golfo en los violentos hechos del 9 de enero, la ciudad vuelve a perder a otro de sus artistas por culpa del narcoterrorismo. Esta vez se trata del rapero Byron Carranza Morán, conocido como Barras en la movida subterránea guayaquileña.
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El 29 de enero, apenas se conoció de su muerte, colegas, amigos y seguidores publicaron en redes sus pequeños tributos y mensajes de pesar. “Siempre recordaré la gran sonrisa con la que me recibías”, comentó el actor Diego Spotorno, miembro del grupo Los Cuervos. “No permitamos que estos seres de luz sean convertidos en un frío número más de estas sangrientas estadísticas que enlutan nuestras vidas”, escribió el mánager y productor Klaus Revolución.
“Las vidas son reciclaje para las mafias”, comentó para EXTRA El Cholo, otro gran exponente del hiphop porteño.
Pero hay algo que el poder maligno de las mafias no puede llevarse: las enseñanzas y la labor que deja el rapero que partió antes de tiempo. Porque el hiphop, más que un género musical, es una forma de afrontar la vida y luchar contra la maldad del mundo, algo que Barras cumplía a carta cabal en su amado CrisCon (Cristo del Consuelo), done nació y también perdió la vida.
Como cuenta Klaus, “nosotros con El Cholo hacemos trabajo social en barrios violentos. Organizamos talleres para enseñar a hacer beats (ritmos) y a componer, socializando la cultura hiphop, para que los niños no caigan en las garras de las pandillas. Y fue precisamente Barras quien nos dio apertura para trabajar allí”.
Klaus conoció a Barras gracias a Nota, rapero del ‘crew’ (comunidad) de La 300, de la Martha de Roldós, con quien compartía su amor por Barcelona. A través de esta conexión entre el fútbol y el rap, Barras se integró al Decibel, productora de El Cholo.
“Barras vivió en Italia, donde conoció sobre el rap y el grafiti, pero es a su regreso a Ecuador que nace como artista, en el 2014. Él captó súper rápido todo. Pero no solo la música, también la gestión social”, explica su amigo Mogo, también de La 300 y de la ‘crew’ de El Decibel.
El rapero Oleas, su compañero en el proyecto Esto Es Cultura, recuerda que gracias a Barras “nos presentamos por primera vez en el Cristo del Consuelo en una terraza donde antiguamente se hacían fiestas de barrio. Después de esa primera vez se hicieron muchos eventos más, no solo para nosotros sino para otros raperos”.
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Queda pendiente la culminación de segundo álbum que estaba grabando Barras. “Tenemos registros de su voz y ahora nuestra misión es sacar ese disco que quedó pendiente”, dice Oleas, con la firme convicción de que cada nuevo rapero, cada beatmaker, cada seguidor del Evangelio del Hiphop será un soldado menos al servicio del terrorismo que pretende robarnos la paz.
EVOLUCIÓN
Una escena sin los errores del pasado
La escena rap guayaca ha superado aspectos negativos como el machismo o su vinculación con el crimen. Como explica El Cholo, “nuestro hiphop no se identifica con la delincuencia”, Aunque admite que en otras ciudades sí hay artistas que tienen esa narrativa. “En abril de 2022 mataron en Quito a Dardo, referente de la movida. Cuando los raperos guayacos tocamos en Quito nos van a ver grafiteros, diseñadores, rockeros. Muy parecido al público que tenemos acá en Guayaquil”.
HIPÓTESIS
Sobre el crimen
La actividad social de Barras en el Cristo del Consuelo fue mal vista por los grupos terroristas. “Empezó a recibir amenazas”, revela Klaus.
Sobre la noche del crimen, cuenta que Byron “venía de dejar en el aeropuerto a su mamá, quien iba a volver a Italia, donde vive. Tras regresar a casa, sale un momento y es cuando lo asesinan”.
Las mafias del lugar han advertido al barrio que nadie puede salir a partir de determinada hora de la noche. Entonces se cree que los mataron por no respetar el ‘toque de queda’ impuesto por ellos.
La otra hipótesis es que haya caído como víctima en un ajuste de cuentas entre pandillas, pues muere junto a un amigo del que se dice estaba amenazado.
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