La candidata de la Revolución Ciudadana, Luisa González, no reconoció los resultados de las elecciones presidenciales de este 13 de abril de 2025. “La Revolución Ciudadana siempre ha aceptado los resultados cuando así lo han mostrado las encuestas, los tracking y las estadísticas. Hoy no reconocemos los resultados”, declaró ante simpatizantes en la sede correísta de Quito. Sus palabras fueron recibidas con aplausos y gritos de apoyo, especialmente cuando aseguró que lo ocurrido fue “el más grotesco fraude electoral de los últimos años”.

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La diferencia entre ambos candidatos supera los 10 puntos: Daniel Noboa alcanzó el 55,95 % frente al 44,05 % de González, según el conteo oficial con más del 87 % de actas válidas. Aun así, sus seguidores pidieron un reconteo inmediato desde la tarima ubicada en la calle Reina Victoria, donde esperaban noticias sobre los próximos pasos del movimiento.

Euforia correísta que se transformó en silencio

Pese al fervor inicial, la atmósfera cambió rápidamente. Dentro de la sede del correísmo —ubicada en el centro-norte de la capital— se reunieron figuras prominentes del movimiento, como los exfuncionarios Virgilio Hernández y Alexis Mera, la presidenta de la Asamblea Viviana Veloz y asambleístas electos. Afuera, militantes revisaban ansiosamente redes sociales y medios para seguir el avance del escrutinio.

Tras la intervención de González, la dirigencia ingresó al edificio y no volvió a dar señales públicas. Aunque se había anunciado que habría más anuncios, ni los organizadores ni los voceros ofrecieron declaraciones adicionales. El equipo de comunicación simplemente indicó que no hablarían más por el momento.

Salida silenciosa de las figuras del correísmo

Uno a uno, los rostros visibles de la Revolución Ciudadana abandonaron el lugar sin pronunciar palabra. Viviana Veloz fue la primera en salir, seguida por Hernández, Mera y otros asambleístas como Cristhian Vega. Ninguno quiso confirmar qué acciones tomarán frente a las denuncias de fraude electoral.

Mientras tanto, en el interior de la sede se desmontaban las pantallas, carpas y mobiliario, dando por concluido un día que inició con expectativa, continuó con denuncias y cerró con incertidumbre y silencio.

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