Juan Fernando Velasco ha sido uno de los artistas nacionales con más reconocimiento nacional e internacional. También se desempeña como presidente de la Sociedad de Autores y Compositores del Ecuador (Sayce). Con 52 años, su carrera ha recorrido el pop, balada, pero sobre todo los ritmos nacionales, como el pasillo. Desde Miami, cuenta a EXTRA su visión del escenario musical ecuatoriano con la pérdida de referentes como Fresia Saavedra.

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Una generación musical se está muriendo, ¿y qué es lo que nos queda?

Su legado. Quienes hacemos música o hacemos arte, creo que finalmente buscamos que nuestra música trascienda no solamente las fronteras, sino las generaciones y probablemente nuestra propia muerte. En el caso de Fresia, sin duda que esto es así.

¿Cómo se logra eso?

Es lo que hemos intentado siempre desde el hecho de haber grabado, en mi caso particular, el álbum ‘Con todo el alma’, en el que invitamos a grandes figuras de la música ecuatoriana. Con Fresia hicimos un álbum, que yo produje, que se llamaba ‘Lo mejor de Consuelito Vargas y Fresia Saavedra’. Hermosísimo, lamentablemente poco conocido.

Desde Sayce, ¿cómo se ha contribuido para sostener este legado?

Sayce es una entidad privada y nuestra misión es monitorear, recaudar y distribuir para nuestros productores, (con) la posibilidad de que sus obras generen un rédito económico. Fresia era socia desde hace un poco más de 30 años. De este proceso de protección en temas sociales, de salud, de seguro, de médicos y demás, mucho más no se puede hacer, no es nuestra función y estaríamos fuera de nuestro reglamento.

¿No van más allá?

Sí. Desde el fondo social, Sayce tiene el programa de incentivos a la música, con el que hemos entregado más de medio millón de dólares ya en seis ediciones.

¿En qué consiste este programa de incentivos?

Son fondos no reembolsables que se invierten en producciones discográficas, en proyectos que presentan los socios y que permiten, precisamente, nutrir el mercado ecuatoriano.

Incentivan la creación.

Claro. Hay mucha creación, pero a veces faltan los recursos. Hay autores que tienen una canción, pero les falta el dinero para grabar, por ejemplo. O tienen su canción, pero les falta hacer la mezcla. O incluso tienen la canción, pero necesitan un video. Ahí entra Sayce y con un sistema de jurados internacionales entrega un monto diferente cada año, establecido por el Consejo Directivo.

Y esa producción, ¿se escucha?

Hay una realidad que es terrible y es que más del 80 % de la música que suena en nuestro país es extranjera. Un poco más del 80 % de lo que recauda Sayce se tiene que ir al exterior, no es algo que podamos revertirlo, es simplemente lo que corresponde.

¿Cómo fomentar el consumo de música nacional, más allá del ‘uno por uno’?

Yo creo que ese es el gran desafío. Me parece que estas medidas impositivas, restrictivas, como la del ‘uno por uno’, no han funcionado. No ha cambiado el desbalance que ha habido en nuestra música, lamentablemente. Nunca hubo la intención de efectivamente que esto funcione y que haya un mecanismo de control, o que esté establecido claramente en qué momento se debe programar música ecuatoriana. Y segundo, porque por obligación yo creo que no es el camino. Tenemos que construir una cultura de apreciación del ecuatoriano, en donde los primeros responsables somos los propios autores y artistas en tratar de brindar calidad.

¿Cree que el artista ecuatoriano está desvalorizado?

Nuestros grandes artistas, los más grandes artistas ecuatorianos de la música popular o del pop, no llegan ni siquiera a cobrar un 25 % o un 30 % de lo que cobra cualquier artista internacional de la misma valía. Hay esta percepción de que lo ecuatoriano es malo, que debe ser barato. 

¿Qué relación cree usted que tienen los jóvenes con la música nacional?

Yo creo que hay una mejor relación. Ha sido un proceso en el que nos hemos involucrado muchos artistas. Hace 30 años que yo comenzaba en la música, cantar pasillos no era una opción siquiera. A nadie se le hubiera ocurrido cantar pasillos de una banda de pop que cante pasillos. Hubo pioneros: Alex Salvear, Napo, Hugo Hidrogo. La música nacional era un mundo sórdido, feo, que evocaba a la borrachera, a la mala vida, o sea, había esta percepción en los adolescentes de los 80 de que toda esta música ecuatoriana no era apetecible. Y hoy no es así, hoy no es así.

¿Cree que estas versiones y las suyas mismas fueron las que lograron cambiar esta percepción? 

Sí, sin duda, yo no me siento ahí ni pionero ni el más destacado, siento que soy parte de un movimiento amplio en donde hoy es común escuchar artistas de pop haciendo pasillos, por ejemplo, o cantando música ecuatoriana. Yo creo que hay una valoración diferente y también hay procesos socioculturales que ha experimentado nuestro país en donde lo ecuatoriano se ha revalorizado.

Entonces, más allá de versionar pasillos ¿Qué más hay?

Hay cada vez menos pasillos que se componen porque no suenan en las radios. Fíjate, hay una anécdota muy interesante. Cuando yo saqué el álbum Con todo el Alma, me acuerdo que fui a algunas radios pop y me decían, es que está muy lindo, pero no podemos programarlo porque no es el formato, porque es música tradicional. Y yo espero que en algún momento eso se rompa y se abra. 

¿Exportamos música nacional?

Hace 40 años exportábamos muchísima música ecuatoriana. Hoy no, hoy es muy poquita la música ecuatoriana que se exporta. Y cuando se exportaba música ecuatoriana no había esta sensación de que esto es malo. Era nuestra música simplemente. Entonces, hay que soltarse de esos complejos y empezar a escucharla sin problema.

¿Cree que volvamos a tener una Fresia Saavedra ?

Fresia era única, será irrepetible en su estilo, en su manera de componer, en su manera de cantar. Eso es difícil de repetir, pero sí, yo quiero creer que hay artistas ecuatorianas con una calidad interpretativa y una capacidad autoral que seguirán el legado de Fresia.

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