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Drama

Ana Mercedes y su hijo son muy unidos, la única vez que se separaron fue cuando ella se contagió del virus, en abril de este año.Cortesía

Jhostin desea ganar este partido, dale una mano

Su hermana será su donante de médula ósea, pero los recursos económicos de su familia no alcanzan para su tratamiento, ya que deben viajar desde Zamora Chinchipe hasta Guayaquil

Jhostin tuvo que ponerle pausa a su pasión por el fútbol. Desde 2019 se alejó de la pelota por la leucemia aguda que le diagnosticaron. Desde entonces su vida transcurre entre quimioterapias y sus visitas al hospital de la Sociedad de Lucha Contra el Cáncer (Solca), en Guayaquil, desde su natal Zamora Chinchipe.

Su madre, Ana Ochoa, cuenta que por la pandemia, el año pasado no pudo seguir con su tratamiento y las células cancerígenas aumentaron. Pese a esto se prepara para un futuro trasplante de médula ósea.

Dentro de lo duro que ha sido afrontar la enfermedad, anímica y financieramente, Ana cree que Dios está a su favor. No tuvieron que irse a España para el trasplante, pues su hija Valeria, de 12 años, es 100 % compatible con su ñaño (11); es la donante oficial.

“Los médicos están asombrados, esto se suele ver en mellizos o gemelos. Yo fui 43 % compatible y el papá tuvo un 48 por ciento”, manifiesta.

Jhostin está contento y hasta bromea con su ñaña, le pide que no se enferme, pues ella es su ‘remedio’.

A Jhostin le gusta mucho leer la Biblia, su libro favorito son los Salmos.Cortesía

Donación de plaquetas

Que cuenten con la donante no significa que todo esté resuelto, hay algo urgente que deben conseguir: plaquetas, fragmentos de células de la médula ósea, que evitan los sangrados.

“Hay que concienciar a las personas para que donen activamente. No solo lo digo por mi hijo, sino por el resto de pacientes. Puedo formar una lista de donantes, a quienes puedo llamar cuando mi niño necesite plaquetas, contar con su contribución”, expresa Ana.

El tratamiento que actualmente recibe Jhostin es más fuerte: le aplican ‘quimios’ por cuatro días seguidos que lo dejan sin plaquetas y su sistema inmune deprimido. “Mi apuro por conseguir las plaquetas es que sin ellas se puede desangrar y morir”, menciona Ana.

Un concentrado de plaquetas (células sanguíneas) le cuesta 500 dólares en las clínicas, pero hay personas que le han pedido $ 100; otra se la deja en 70 y 'regateando', 50.

No tiene dónde quedarse

Por falta de billete a Ana le toca quedarse en Solca. Un hotel le cobra 15 dólares, con alimentación y movilización gastaría $ 25 diarios, que escasean, pues ella no trabaja por cuidar a su hijo y el dinero que gana el padre de Jhostin por la venta de electrodomésticos, lo invierte en el tratamiento. “Acá no contamos con parientes. Ir y venir de Zamora son 12 horas en carro, es muy cansado para él”, finaliza.

Su función: evita las hemorragias

Las plaquetas no solo sirven para los pacientes con cáncer, pero son ellos los que más las requieren. Ayudan a la coagulación de la sangre, que detiene las hemorragias.

Un paciente sin plaquetas puede morir desangrado si no es transfundido a tiempo, explica la doctora Jennifer Padilla Parra, coordinadora del Servicio de Hemoterapia de Solca.

“El proceso de donación va a depender mucho de las venas del donante, su peso corporal y no padecer de ninguna enfermedad (tener buena nutrición, relaciones sexuales con una sola pareja), etcétera”, indica la especialista.

“La máquina le extrae al donante su sangre, le saca sus plaquetas y su sangre regresa al cuerpo”.Jennifer Padilla, doctora de Solca