La casa de la familia Camuendo Lara está llena. Amigos y parientes se reunieron para festejar que Israel no necesita más quimioterapias y que venció a la leucemia. Después de dos años y medio, Alexandra Lara, la madre del pequeño, respira tranquila luego de extenuantes jornadas de cuidados a su hijo de 6 años, a quien le colocaron una capa con la leyenda: “Guerrero”.

La costumbre en los hospitales es que quienes superan el cáncer toquen la campana como símbolo de victoria. Israel lo hizo, pero en su casa. “Estoy muy feliz de verlo correr y jugar de nuevo. Hubo días en los que pensaba lo peor”, indica aliviada.

EXTRA publicó el caso de Israel el 5 de septiembre de 2022, cuando pasaba por los días más fuertes de lucha. En ese entonces, Alexandra solicitó ayuda para sostener el tratamiento. “Hubo gente que me ayudó con comida, con implementos de aseo. ¡Gracias!”, dice emocionada.

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En la fiesta, que se logró por donaciones de familiares y amigos, se congregaron sus primos, quienes no lo dejaban solo ni un solo momento.

–¿Quién te sanó?, le pregunta su madre.

- ¡Dios!, grita Israel, quien hace poco caso a los adultos. Se concentra en ser feliz.

Las esperanzas de Alexandra decayeron varias veces, sobre todo cuando los médicos le decían que solo el 3 % de los niños supera la enfermedad. “Yo siempre tuve fe de que mi hijo estuviera en ese porcentaje. Aunque muchas veces parecía que se iba a morir”.

Todo empezó cuando se le empezaron a hinchar los pies. En primera instancia creyeron que se trataba de un problema de huesos, hasta que dieron con el diagnóstico. El mundo de los padres de Israel se derrumbó.

Los medicamentos le fueron administrados vía intravenosa y por pastillas. “No recuerdo ni cuántas quimioterapias recibió, por lo menos, 600”. Prácticamente vivían el hospital pediátrico Baca Ortiz.

Tuvo algunas intervenciones en la columna. Al principio del tratamiento, incluso, le dijeron a Alexandra que Israel quedaría paralítico. “Lloré mucho, pero no desmayé”. Pero todo ese sufrimiento ahora es parte de un mal recuerdo.

“Yo solo le puedo agradecer a mi esposa por los cuidados que le dio. Ha sido ella la que se entregó en cuerpo y alma a él”, expresa Hólguer Camuendo, padre de Israel.

En medio de una carpa se colocó una campana. Alexandra cargó a su hijo para que la hiciera sonar. Todos gritaban “¡Israel, eres un guerrero!”.

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