Mientras la falta de luz en las calles del Puerto Principal desataba más de un susto, con semáforos apagados y un caos vehicular cada vez más notorio, Javier Coveña, un manabita que ha hecho de Guayaquil su hogar, demostró que con creatividad y determinación se pueden superar las adversidades.

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En medio del apagón que la mañana de este sábado 7 de septiembre afectaba a gran parte de la país, Javier enfrentó un desafío crucial: mantener operativo su negocio de venta de pollos asados. La solución que encontró no solo fue ingeniosa, sino que también mostró su capacidad para adaptarse a situaciones imprevistas.

El pedal de una bicicleta se transformó en una herramienta esencial para su emprendimiento. Utilizándolo como una especie de generador manual, Javier logró hacer girar el horno de su asadero, ubicado en la intersección de las calles 25 y Francisco Segura, en el vibrante suburbio porteño.

Esta solución innovadora permitió que el horno siguiera funcionando, y que sus pollos continuaran asándose a la perfección a pesar de la falta de electricidad.

La perseverancia y el ingenio de Javier Coveña no solo aseguraron la continuidad de su fuente de ingresos, sino que también demostraron el poder de la creatividad en tiempos de crisis. Mientras la ciudad enfrentaba la oscuridad y el desorden, Javier iluminó su pequeño rincón del barrio con la luz del esfuerzo y la determinación.

El apagón de energía eléctrica que afectó a 13 provincias del país,según informó el Operador Nacional de Electricidad (CENACE) en un comunicado fue debido a una falla en la barra de la subestación Molino, conectada a la central de generación de Paute.  Duró de tres a cinco horas.

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