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Las infracciones más recurrentes en el Metro de Quito
La Policía se encuentra frecuentemente con personas ‘chumadazas’ y relajosos que quieren dañar las instalaciones. Las multas son más severas
Cinco policías ingresan a uno de los trenes del Metro de Quito, afinan los sentidos del olfato y de la vista para cazar infractores.
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El Municipio de Quito aprobó el nuevo reglamento para el buen uso de este sistema de transporte que endurecen las multas a quienes incumplan con las normas de buen uso.
Los agentes observan a un joven arrimado a la pared de un vagón que tiene los ojos cerrados. Al acercarse perciben un fuerte olor a licor en el ambiente. Le preguntan su nombre y el chico responde con dificultad. Estaba ‘chumado’.
Los uniformados lo sacan de la unidad y lo llevan afuera de la estación. El joven llora y les dice que le habían robado y que pidió dinero a otros usuarios para entrar al Metro. “Que pase lo que tenga que pasar”.
Por esta ocasión, los policías lo dejaron ir sin que funcionarios municipales le citaran con un acto administrativo.
Entrar ‘pluto’ o con bebidas alcohólicas a este sistema de transporte es una de las faltas graves que se sanciona con el 50 % de un Salario Básico Unificado (SBU), es decir, 230 ‘latas’.
Anahí Bonilla viaja en el mismo tren donde estaba el chico ebrio. La universitaria afirma que está bien que las autoridades sean estrictos en hacer cumplir el nuevo reglamento porque, según ella, las personas que entran alcoholizadas no solo ponen en riesgo su integridad, sino la de los otros usuarios.
Socializar las reglas
El mayor de policía, Germán Luzuriaga, indica que en las 15 estaciones del Metro están desplegados 257 uniformados para hacer cumplir las reglas de este medio de transporte.
El oficial señala que con el tiempo los usuarios “han aprendido a usar este nuevo patrimonio de la capital”.
Sin embargo, añade que todavía hay algunos ‘ruditos’ que todavía quieren salirse de la norma. En la estación de El Ejido, por ejemplo, el jueves 25 de enero atraparon a una joven que rayó con un marcador las paredes de la zona de la boletería con palabras obscenas: “Hijos de ...”. Esto ocurrió luego de que los policías no les dejaran ingresar a ella y a sus compañeros porque estaban alcoholizados.
La joven deberá pagar 230 dólares por la infracción.
En la estación de Quitumbe también tuvieron un percance con un pastor evangélico, quien estaba predicando dentro de las instalaciones. Esta acción es considerada muy grave, según el reglamento, y el infractor debe pagar una multa de un SBU (460 dólares).
En este caso, los gendarmes solo le hicieron desalojar el lugar, pero antes de irse, el religioso les fue maldiciendo. Pero la ciudadanía también pide a las autoridades que deben socializar esta nueva normativa para no ser sancionados por el desconocimiento.
Carmen llevaba un costal con algunas compras y se le acercó un funcionario del Metro para decirle que la próxima vez no puede entrar con un paquete que supere los 60 centímetros cuadrados de dimensión. Ella quedó pasmada y solo dijo: “Es el transporte que me lleva más rápido a casa. Deben poner letreros o algo”.
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