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La increíble historia del hombre sin extremidades que logró criar a sus dos hijas
Aunque Pablo Acuña es conocido en Paraguay, fue gracias a una entrevista que se hizo viral en las redes que sacó a la luz esta nota de superación
No tiene brazos ni piernas, sin embargo, a pesar de su discapacidad Pablo Acuña, de 60 años, logró sacar adelante a sus dos hijas, tras el abandono de su madre, cuando apenas eran unas niñas.
Aunque la vida de este paraguayo le ha sido adversa, su mamá Ignacia del Valle, quien es su gran apoyo, lo califica como el más alegre de sus seis hijos, a pesar de que el destino se lo entregó sin las extremidades desarrolladas, lo que lo obligó desde muy pequeño a usar una carretilla en la que no solo se moviliza, sino además duerme. Por su condición jamás fue a la escuela, pero lo tildan de ser un hombre inteligente que da sabios consejos.
Nació sin brazos ni piernas. Se mueve en una carretilla. Y así, solo, crió a sus dos hijas y las hizo mujeres de provecho. La historia de Pablo Acuña, un hombre de Paraguay, ha conmovido las redes sociales. pic.twitter.com/Y7BG0xNtwx
— Radio La Primerísima (@laprimerisima) April 27, 2021
“Yo soy padre y madre, la que estuvo con él toda su vida, y estamos envejeciendo juntos”, contó doña Ignacia a ‘El Conejo TV’, medio que acudió hasta San Pedro del Paraná, a unos 360 km. de la ciudad de Asunción.
Su historia es bien conocida desde hace años en su natal Paraguay, pero se dio a conocer fuera de ese país, cuando a mediados del pasado junio, un canal local viralizó la entrevista a ‘Pablo carretilla’, como lo conocen, logrando conmover a miles de personas.
A finales de enero de 2021, la hija menor de Acuña, Élida, le contó al diario paraguayo ‘Crónica‘ que su madre los abandonó cuando ella tenía 4 meses de nacida y su hermana 3 años. Ahora tienen 26 y 29 años respectivamente.
Pablo logró conquistar a la que fue la mujer con la que procreó las hijas, pese a no tener brazos ni piernas, pero el amor no duró mucho y lo abandonó dejándolo al cuidado de las pequeñas, quienes también fueron criadas por su abuela paterna. Las chicas admiten que jamás les faltó amor, por eso admiran y aman a su padre.
“Mi papá es mi mundo. Él es mi amigo, confidente y es el mejor papá. Por eso dejé mi vida en Argentina y vine a quedarme para poder cuidarle, porque mi abuela ya no puede hacerlo, porque ya está viejita”, contó Élida.
Pablo no puede moverse solo, depende de otra persona hasta para ir al baño, pero sí puede atender su celular marcando con la nariz y también usa el control de la tele de la misma forma.
Hasta hace unos meses, le faltaban cerca de 8 millones de guaraníes (1.200 dólares) para cumplir su sueño de tener una casa propia. Se desconoce si pudo hacer su anhelo realidad.