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Jazmín y su hija Milly, en el marcha del Orgullo en Guayaquil./Cortesía

La historia de dos madres que regalaron abrazos en marchas del Orgullo Gay en Ecuador

Aracely y Jazmín regalaron apretones, en Quito y Guayaquil respectivamente, a decenas de personas LGBTIQ + que les faltó un abrazo de su mamá

En Quito y Guayaquil, el pasado 1 de julio de 2023, se vivieron las marchas del Orgullo Gay. Estas movilizaciones estuvieron marcadas por la exigencia de derechos, la denuncia social, el color, la algarabía y las demostraciones de amor.

Y no, no necesariamente muestras de afecto entre parejas del mismo sexo, sino el de madres que brindaron allí su apoyo a aquellos hijos que fueron rechazados por su padres al asumir su orientación sexual.

La primera de muchas…

A la avenida Amazonas, donde se desarrolló la marcha del Orgullo, en el centro de la ciudad capital, Aracely Salazar Antón no llegó con las manos vacías. La mujer, de 45 años de edad, portaba un cartel que rezaba “abrazos gratis de mamá”. Para ella, que asistía por primera vez al evento que convoca la comunidad LGBTIQ +(lesbianas, gais, bisexuales, transexuales, intersexuales y ‘queer’), fue el espacio ideal para celebrar la diversidad del país.

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Salazar, quien es madre de dos hijos, Javier y Sofía, fue invitada por el grupo de apoyo Solidaridad, Empatía y Respeto (SER), quienes dan soporte a personas víctimas de acoso o violencia por su orientación sexual. Sobre la acción, mostrar afecto físico a otros, asegura que lo hizo motivada varías razones. Entre estas, fomentar "el amor y el respeto" individual y además demandar derechos para los "más vulnerables de esta causa".

Aracely Salazar en la marcha del Orgullo Gay en Quito/SER

Pese a que Aracely no es mamá de un hijo miembro de la comunidad LGBTIQ + siente que acciones, como las que ella realizó, le brindan, aunque sea por unos instantes, a estos jóvenes y adultos un "espacio seguro" del que ahora carecen.

Lágrimas, deseos y propósito

Al mismo tiempo, pero en Guayaquil, a más de 400 kilómetros de donde marchaba Salazar, Jazmín Tapuch también regalaba abrazos en el desfile del orgullo de la urbe porteña.

Era la segunda vez que esta abogada de 46 años de edad, madre de tres hijos, "repartía amor" en este evento. La primera ocasión fue en 2022. Recuerda que ese año decidió acompañar a su hija Milly, quien es lesbiana. Su gran miedo, esa vez, fue que su primogénita fuera agredida física o verbalmente por quienes allí asistieron. Ese día armó un cartel que decía "se dan abrazos de mamá, por si la tuya no te quiso apoyar", sin imaginar que sería bien acogida.

Esa primera experiencia quiso repetirla este 2023. Reconoce que volvió a sentir miedo, ahora, porque la marcha se "hizo política" luego de que en un inicio la Alcaldía de Guayaquil sugiriera que no se realice en el centro de la ciudad. Sin embargo, la protesta se desarrolló de forma normal y los abrazos se volvieron a repartir.

No es la primera vez que Jazmín asiste a la marcha en Guayaquil/Cortesía

Para Jazmín, su primera motivación es su hija, y luego tratar de ser ejemplo para aquellos padres que aún discriminan a sus hijos por su orientación sexual.

Ambas madres, que esperan repetir la experiencia en el futuro, coinciden en que su accionar fue realizado de forma desinteresada y con la idea de que sus ciudades se conviertan en espacios más respetuosos y tolerantes. Cuando regalaban abrazos, sintieron, en el gesto, la tristeza de aquellos que se sienten rechazados por los que se "supone los tienen que amar".

UN GANAR, GANAR

El psicólogo experto en temas LGBTIQ +, Kevin Ubillús, asegura que estas acciones pueden simbolizar, en el caso de las madres, un “perdonarse” en caso de haber cometido alguna vez un acto de discriminación.

En el caso de aquellos son abrazados, puede ser un momento reconfortante, más si es que han sido víctimas de segregación. Enfatiza que algunos jóvenes, con problemas de autoestima, quisieran saber, al menos de la boca de un extraño, que “no está mal ser diferente”.

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