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La historia detrás del poderoso carro bomba que no explotó en el centro de Guayaquil
Auto usado el ataque criminal era taxi. Fue robado 5 días antes en Durán. Miembro del Cuerpo de Bomberos explicó que de existir un estallido la afectación hubiese sido nefasta
El vehículo negro utilizado para el atentado perpetrado la noche del miércoles, en las calles Panamá y Víctor Manuel Rendón, en el centro de Guayaquil, también habría sido usado para otros delitos, pues durante cinco días, luego de haber sido robado a la persona que lo conducía, estuvo en poder de una banda criminal.
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Sin embargo, este no es el único hecho particular que envuelve a este carro Chevrolet Sail, en el cual ubicaron seis cilindros de gas. Hasta el pasado 11 de agosto era utilizado como taxi y estaba pintado de color amarillo. Su placa también fue adulterada.
En la denuncia puesta en la Fiscalía por el propietario del automotor, manifiesta que la persona que lo conducía fue interceptada por seis sujetos en la quinta etapa de la ciudadela El Recreo, en Durán. “Lo llevaron hasta una casa y le robaron mi vehículo, a él lo sacaron y lo dejaron abandonado en Milagro”, indica en la querella, a la que este Diario tuvo acceso.
A las 20:23 del miércoles hasta el centro porteño, donde están asentadas varias entidades bancarias, a 20 metros de una Unidad de Policía Comunitaria (UPC), un sujeto descendió de este auto y antes de embarcarse a otro carro donde estaban sus compinches disparó con un arma de grueso calibre, en contra de la estación de policía y del vehículo que había dejado estacionado segundos antes (ver infografía).
El coronel Fabary Montalvo, comandante subrogante de la Zona 8, informó que tras la alerta de que en los exteriores de la UPC se escucharon detonaciones, unidades especiales llegaron a verificar y corroboraron que en el carro había cilindros de gas. “Por seguridad se aisló la zona. Se verificó que no había ningún dispositivo conectado a los cilindros. Los tiros estuvieron direccionados a la Unidad de Policía Comunitaria”, mencionó.
Sostuvo que este atentado puede tener relación con los últimos eventos suscitados en la cárcel de Guayaquil. El pasado 12 de agosto, el presunto líder de los Choneros, José Adolfo Macías Villamar, alias Fito, y otros dos delincuentes considerados de alto riesgo fueron trasladados desde el Centro de Privación Libertad Zonal 8 hasta La Roca.
El pasado lunes, en los exteriores de este centro carcelario, miembros de esta banda criminal realizaron disturbios. “Como en anteriores ocasiones que han existido problemas en la Penitenciaria, los atentados han estado direccionados a las unidades policías y a los servidores policiales, ya ha habido amenazas”, afirmó Montalvo.
jefe policial
Para el especialista en crimen organizado y seguridad internacional, Renato Rivera Rhon, los delincuentes no lograron el objetivo con éxito, pero a su criterio este atentado fue un mensaje directo a la Policía de posibles actividades delictivas que podrían desarrollarse en los próximos días.
“No se puede determinar que tiene relación con Fito. En ocasiones, el objetivo de las organizaciones es enviar un mensaje a la Policía sobre posibles actividades criminales o también podría ser un distractor, es decir, envían a todos los equipos tácticos para cometer acciones en otro lugar”.
- No hubo fuga
Un miembro del Cuerpo de Bomberos de Guayaquil, quien solicitó la reserva de su identidad, explicó que para que se haya producido una explosión debió existir una fuga de gas, es decir, los delincuentes debieron dejar las válvulas de los cilindros abiertas.
“Un disparo en caso de dar en el cilindro no hubiese producido una explosión, ya que lo que provoca el estallido es el gas, de haber habido una fuga ahí sí. Pero de haberse dado la explosión, la magnitud de los daños pudo haber sido 30 metros a la redonda”, explicó. (AEB)
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