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Parte de lo que ha descendido desde el cerro sigue en una de las vías del sector.Amelia Andrade

Habitantes del sector San Eduardo, de Guayaquil, temen una desgracia

Las lluvias, para ellos, no son refrescantes, sino preocupantes. Material rocoso se desprende y cae a las calles aledañas. 

A los vecinos de las cooperativas Virgen del Cisne y 25 de Julio, en el sector de San Eduardo, oeste de Guayaquil, no les da confianza el cerro que, en algunos de los casos, los ha acompañado por más de 20 años. Este, en sus buenas épocas, fue su mejor amigo, y ahora es su mayor enemigo.

Los moradores, en cada ‘chaparrón’ que ha caído sobre la ciudad, se preocupan por la combinación de la colina y el agua. Ellos saben que de un momento a otro pueden quedar atrapados en medio de las rocas, lodo y hasta ciertos escombros que descienden desde la loma.

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Luis Arias, quien reside allí desde hace 10 años, dice que no le parece normal que se desprenda el material rocoso.

“¿Cómo es posible esto? Nos pone en peligro a todos”, reclama. Luis lo exige porque cuando el cielo ‘abre la llave’, ellos tienen que ‘majar’ lodo por varios días.

Viviana Tierra, cuya morada está justo frente al punto en el que caen los escombros, asegura que son aproximadamente 30 centímetros, desde el nivel de la calle hacia arriba, los que son ocupados por esta tierra y que, a criterio de la vecina, podrían ocasionar un accidente mayor. “Cuando está lloviendo superfuerte, los niños corren a sus casas porque la fuerza del agua pareciera que los podría arrastrar”, sostiene.

Don Tomás Morán, vecino de Luis y Viviana, pone de ejemplo a dos adultos mayores que habitaban en el mismo sector, pero que decidieron irse del sitio porque su hogar se llenó de agua hace un mes.

"Los huecos que hay en la calle han sido de siempre. No nos atienden y la situación solo empeora”.
Carlos Dumas, morador

“Luego de eso se asustaron mucho y no esperaron que a la próxima, tal vez, se les venga abajo la casita y mejor se fueron donde uno de sus hijos”, cuenta don Tomás.

José Luis Ríos, quien creció en la cooperativa 25 de Julio, ubicada en el cerro, comenta que “el cerro se desprende de a poco”. Para llegar a su hogar es como si tuviera que irse de excursión, pues son casi 10 minutos cuidando no resbalarse. “Aquí había escalones, pero las lluvias se los llevaron y ahora solo tenemos que pedir a Dios cuidado cada que salimos de las casas”.

  • El duro de la cuadra

Eugenio Garrido, el 'don' de 'La Chamba'

1. ¿Cuál es el problema que lo aqueja a usted y a sus vecinos?

Nosotros no somos tomados en serio. Nuestros problemas parecen ser invisibles y no llegan a tener solución. Desde hace 34 años que resido aquí, rocas, palos, y de todo baja desde el cerro y cae en las calles poniéndonos en peligro y afectando nuestras viviendas. Antes a esto se lo llamaba ‘la chamba’, pero con este problema pareciera que seguiría siendo.

2. ¿Cuál cree que sería la solución efectiva para el problema?

Este invierno arrasa con todo, pero sería bueno que se ubique un muro de contención que ayude a sostener lo que se viene con el agua. Incluso, parte de una pared cayó por la fuerza con la que baja la tierra.

3. ¿Quién se encarga de la limpieza del material que queda en la calle?

Urvaseo viene a limpiar cuando sucede, pero las cuadrillas guardan en sacos el lodo y la tierra que cae y se quedan en las esquinas. Luego todo se vuelve a regar y el problema es peor que antes.

4. ¿Las autoridades se han acercado al sector para llegar a una solución?

No han venido a este lugar y todos estamos legalizados, pagamos impuestos y también tenemos servicios básicos. No es justo que estemos pasando penurias por este problema de hace tanto tiempo.