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Guayaquil
Sin un cuerpo esbelto, se convirtió en un entrenador de peso
Desde hace cuatro años, Jorge López adiestra a varias personas en el gimnasio Nautilus en Guayaquil. Su especialidad es la fuerza.
Sudado, cansado y con la frente brillante se acerca el entrenador Jorge López a cada uno de sus alumnos. Ellos le hacen preguntas, miran con atención cada instrucción y cumplen a cabalidad sus órdenes. “Muchas veces la imagen es lo que vende”, dice.
Su incursión en el mundo de los gimnasios ha sido complicada, sobre todo por la primera impresión que ocasiona en sus primeros alumnos. Jorge no es el típico entrenador esbelto, lleno de músculos o con cuerpo atlético.
“Por mi peso he tenido una historia con bastantes improperios, porque el físico no me vende, pero cuando se percatan de que hay ciertas cosas que tú conoces muy bien, eso te da una imagen”, explica Jorge después de instruir a uno de sus alumnos en la rutina de ejercicios que debe seguir.
Jorge se incorporó al mundo del deporte en el 2018, cuando conoció al instructor Jorge Arcín, quien lo invitó a una competencia de fuerza.
“Me sorprendió porque no tenía fuerza ni nada, pero me dijo que les hacía falta un gordo porque para esa categoría necesitaban más kilos para el levantamiento de potencia, y así comenzó mi travesía”.
Su comienzo
En mayo de ese mismo año entró al gimnasio Nautilus como entrenador, lugar al que según él le debe mucho, porque ha sido su terapia para volverse una persona más sociable y comunicativa, lo que le ha permitido conocer y ganarse la confianza de sus alumnos.
Sin importar sus pasos lentos, camina con total seguridad y autoridad en el pequeño gimnasio de barrio.
Con 1,80 metros de altura aproximadamente, más de 120 kilos y prendas en talla grande, todos cuentan con su ayuda cuando se trata de cargar y ubicar las máquinas y discos calibrados de leico.
Dentro de su función como entrenador, para Jorge lo más importante es generar hábitos sanos en la gente.
Su misión es armar la planificación de rutinas, exigir la disciplina, estudiar y enseñar las técnicas que pueden ayudar a los deportistas. Sin embargo, no toca la parte de la alimentación, porque según él, eso es tarea del nutricionista.
Alex Roberto Acebo, quien entró al gimnasio hace un año y medio, es uno de los usuarios que Jorge entrena en el levantamiento de potencia.
“Al principio no creía que él era entrenador, pero después hablando nos hicimos amigos y me ha ayudado con mi formación. Es muy exigente”.
Esa misma impresión la tuvieron Jessi Rivera y César González, una pareja que al momento de hacer este reportaje llevaba su segundo día entrenando con Jorge. Consideran que la rutina que les dio fue tan exigente, que quedaron “adoloridos, pero satisfechos”.
En tanto que para María Verónica García, es bueno que los gimnasios sean inclusivos. “Cuando Jorge llegó no me dio desconfianza, me llevé bien con él desde el principio. Me parece el mejor entrenador que existe aquí porque he visto buenos resultados en mí”.
La joven, que lleva seis años entrenando en ese gimnasio, resaltó que el entrenamiento con Jorge es ‘jodido’. Incluso, desde que empezó a ejercitarse bajo su guía ha trabajado todas las partes de su cuerpo, cuando antes solo se dedicaba a fortalecer sus piernas.
Jorge siente mucha pasión por su trabajo y, sin importar su físico, él sabe que cuenta con el conocimiento necesario para planificar las rutinas diarias de los deportistas.
“No puedo decir que los entrenadores son todos fornidos, siempre trato de convencer a las personas que tienen ese complejo físico para que cambien su mentalidad y se den cuenta de que de una u otra manera, la persona con un buen o mal físico tiene su valor”, concluye Jorge.