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Segundo Tábara es uno de los más antiguos del Barrio Cuba. Dice que ahí se ‘vacila’ tranquilo.Vicente Tagle / EXTRA

Guayaquil: El famoso Barrio Cuba, los bailes, los cabarés y la alegría, su otra fama

La existencia de varios cabarés, allá entre las décadas de los 60 a los 80, hicieron de este un sitio de mucho movimiento y full diversión. 

No te piques y vacila, que estás en el barrio Cuba. En plenas fiestas de Independencia de Guayaquil, en este, uno de los más populares sectores de la ciudad, su gente saca pecho a sus recuerdos y anécdotas para intentar que vuelva a tener el brillo que tanta fama le dio: ser un lugar donde la diversión no tenía descanso.  

Y es que en esta zona “la cosa sí era seria, pero por la alegría que había entre su gente, porque se trabajaba todo el día y en la noche la parranda se encendía”, dice ‘rebobinando’ sus memorias Marco Véliz Cruz, nacido y criado aquí hace 82 años. Con él coinciden José Vélez, de 65; Arturo Jaramillo, el Cabezón (65) y José Ruiz Vera (65), Paisano o Güeveta, todos habitantes del Barrio Cuba a quienes le ‘bailan’ en sus mentes la época en que la “la gente se podía amanecer y nadie lo tocaba a uno”.

Pero los recuerdos tienen detalles y son estos los que hacen sonreír a José y Arturo, sentados en una banca de madera, mientras conversan en plena tarde. La fama inicial del Barrio Cuba nace por su mismo nombre, tema sobre el cual ni los propios historiadores se han puesto de acuerdo, aunque la tesis más repetida es que fue por unos cubanos que se asentaron allí. Pero más allá de eso, fue el intenso movimiento del sector, con los aserraderos ubicados en la zona, la actividad deportiva sobresaliente con el fútbol y el boxeo, y los concurridos cabarés los que elevaron dicho reconocimiento.

“Por la orilla sacaban el mangle, toda la calle Robles era de aserraderos de madera, casi hasta la Internacional (fábrica) y acá venían a vacilar”, dice Arturo, rememorando esos días de cuando aún era un ‘muchachón’. “Ufff si aquí lo que más había es donde ir”, agrega con una sonrisa José. El más famoso, coinciden ambos, el cabaré ‘No te piques’, de Rosa Bernal, a quien todos llamaban con aprecio y confianza Rosa Garrapata, “donde había unas 40 muchachas y se vendía, además de la ‘biela’, la famosa Jamaica, que costaba un sucre (antigua moneda de Ecuador) la botellita”.

José Loor, un excampeón de boxeo nacional y sudamericano, orgullo del barrio y a quien todos llaman Karate Loor, es el hijo de Rosa. Dice que el lugar era tan concurrido que había fines de semana en que se llegaba a vender hasta 300 jabas de cerveza. “Aquí venían políticos y empresarios, porque estaban las mejores chicas”, dice, aunque se reserva el dar nombres porque “eso es delicado”. Pero la competencia era brava en la zona, pues había otros sitios iguales de ‘bacanes’ en la zona, agregan los amigos José y Arturo. Estaban el salón de Chicho, Perra Flaca, el de la señora Aurora Muñoz, el de Juana Gallo, El Charro, el de Tapia, el del Cholo Lima, el salón de Genaro... y así otro montón más.

Jesús Maribel Valverde recuerda con nostalgia cómo era el sector donde nació.Cortesía

“Y en el callejón de la muerte había como diez saloncitos donde la gente también iba mucho”, agrega de su parte Marco Véliz, al recordar que debido a esas mismas circunstancias, por ahí se vio desfilar a gente reconocida.

En su memoria tiene la que, dice, fue la única vez que el Ruiseñor de América se ‘bandereó’ por el Barrio Cuba, ya cuando tenía cierta fama. “Vino al salón de mi compadre Pepe Ponce. Julio Jaramillo llegó por ahí solito, se tomó unos tragos y se pegó unas dos cantadas y luego se fue tranquilo”.

Rosa Garrapata, Perra Flaca, Chicho y otros lugares donde se bailaba y se bebía licor sin que nadie molestara a otros le dieron renombre a este popular sector de Guayaquil.

Jesús Valverde Zambrano, una alegre y risueña mujer que a modo de broma y para ocultar su edad dice tener “como 90 años”, agrega que la fama que cogió el barrio también se relaciona con las fiestas que se organizaban, en especial cada 11 de octubre en que se celebraba el Día del Matarife. “Pero eso de los cabarés, porque así se llamaban, era otra cosa. La Perra Flaca, Rosa Garrapata, el salón de Genaro”, comienza a recitar Jesús Valverde, “eso le daba vida a este sector porque aquí había ‘vida’ todo el día”.

Pero JJ no fue el único famoso del momento que ‘desfiló’ por esa zona. Senegunda Véliz, de 63 años, recuerda que por las calles de lo que hoy llaman el camal entraban los artistas que iban a la Feria Agrícola, Pecuaria y Artesanal, que años después fue conocida como la Feria de Caraguay (espacio donde actualmente funciona el mercado de la Caraguay).

“La muchachada iba a verlos. Por aquí caminaron artistas como El Puma, Daniel Santos, las Dolly Sisters, Tintán, la Flaca Vitola, Raphael y muchísimos más”, al señalar con cierta añoranza que “ya este barrio no es como antes, hay que recuperar la alegría que había y que hacía de este un lugar al que todos envidiaban y querían venir”, dice Senegunda. Tanto extraña esos momentos que hasta su mente incluso llegan esos recuerdo de cuando “las vacas, chivos y hasta chanchos se escapaban del camal y se metían a las casas y nos cargaban a todos apurados”.

El Barrio Cuba tiene que unirse para volver a ese ese lugar al que todos querían venir porque aquí había harta diversión”.Jesús Maribel Valverde, moradora
José ‘Karate’ Loor, exboxeador y una de las glorias del Barrio Cuba, muestra una de las casas más antiguas del sector, la de Miguel Luna.Cortesía

Ya con el pasar de los años, las cosas fueron cambiando, recuerda Jorge Luis Muñoz, Chicho, como lo llaman todos. “El Barrio Cuba es y será uno de los mejores de Guayaquil, tan sano como el gusano”, dice a modo de refrán. Él es heredero de una tradición, el también famoso Bar de Chicho, que le hacía competencia a los otros ‘duros’ de la época. Con la llegada de las instalaciones de la Universidad Salesiana al lugar, lo hicieron salir del sitio y ahora solo vende ‘biela’ en su casa.

Y otro referente de la zona fue el Bar de Cortijo Bustamante, quien fuera futbolista de Barcelona y que falleciera en 2012. Se estableció en la zona a inicios de los 70 con su local, hasta donde llegaban jugadores del Ídolo y de Emelec. “Ahí estuvieron hasta los Embajadores Criollos, porque eran sus amigos”, relata Chicho Muñoz. 

Hoy ya nada de eso existe, pero la fama del Barrio Cuba nadie se la quita. Y recuperar esa categoría de ser un sitio bacán y divertido es lo que buscan ahora.