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Guayaquil: divertido taxista sorprende a sus pasajeros con vigorizantes sexuales de oferta
Su taxi parece un minicomercio donde priman los vigorizantes sexuales. A él no le da vergüenza y más bien le habla a los pasajeros de sus bondades.
Si anda por Guayaquil y por si acaso se sube a un taxi que parece un minicomercio ambulante, ¡está de suerte! Tras el volante de ese vehículo está Luis Zúñiga, un hombre de 71 años cuya energía desborda y contagia a sus pasajeros hasta sacarles una sonrisa o simplemente mantenerlos atentos a una buena conversa.
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Este hombre, con más de 40 años al volante, es pura alegría y harta labia. Apenas alguien se embarca en su carro, se sorprende con los 7 frascos de energizante sexual que encuentra de frente, bien enganchados en mallas de color anaranjada, como aquellas que usan quienes venden limón o frutas en las calles.
Bueno, aquí en su taxi esas mallas sirven para guardar esos potajes: Mandingo, Patrón, La Pepa negra, Prosta macho, Siempre arrecho... están ahí a la vista de todos quienes se suban. De entrada, los hombres suelen sonreír y las mujeres... igual. Y enseguida eso da paso a una amena charla.
“A las personas les ha causado mucha admiración, han hecho videos de los productos que ofrezco en el taxi y han mandado para España, Italia, Alemania, Estados Unidos. Es que les sorprende que nunca se han topado con un taxi que tenga productos de venta”, dice Luis mientras toma en sus manos un botellón de Mandingo, 500 mililitros, que resalta en su presentación ‘pasión, poder, placer’.
Las risas a veces estallan en los clientes. Reconoce, que no pueden dejar de preguntar, cada uno a su manera: “¿Y son efectivos, maestro?”, “¿cómo funcionan, cómo debe tomarlos?”, “qué efectos se sienten”...
Y Luis, quien tiene dos hijos, un ingeniero en sistemas y un máster en idiomas, comienza a contar su experiencia. “Los productos son efectivos, bien efectivos”, repite. “A los 60 años empecé a tomarlos y ahora los recomiendo, porque yo tengo 71 años, y puedo dar fe de que son buenos”.
Según este alegre taxista, estos brebajes sirven para desinflamar la próstata “y para también tener una relación sexual plena, una a dos veces a la semana, que tal vez personas de mi edad no lo practican”. Y no habla queriendo presumir, sino que lo dice con mucha seriedad.
Pero esos frascos no son lo único en ese taxi-comercio ambulante. En la parte superior de la percha en donde enganchan estos productos hay más: Magicsex, Sex Plus, Top SX, Simbol Sex, todos potenciadores sexuales, pero en cápsulas o pastillas.
Más allá, en una canastilla acomodada en medio de los asientos delanteros, hay decenas de sobres de valeriana, hojas de sen, estevia, orégano, diente de león, flor de jamaica y más. Y por si fuera poco, arriba en la visera del asiento del pasajero también tiene lentes para lectura, más allá, cortauñas y en otro lado hasta mascarillas. Y en la guantera, más pastillas potenciadoras sexuales. ¡Aquí hay de todo!
Pero la venta de estos productos no es lo único. Mientras les habla de sus bondades a los pasajeros, les recuerda que si bien “esto ayuda para mantenerse activo sexualmente, también hay que estar bien físicamente, y para eso tienes que hacer ejercicios para que tu corazón bombee más”, aconseja.
En su caso, dice “no tomo colas ni jugos, y la fruta siempre me la como por pedazos nomás, porque tiene la fructosa (azúcar natural que se encuentra en muchas frutas) y si le pones azúcar es peor”, habla como todo un consejero nutricionista.
Por eso, Luis hace bailoterapia al menos tres veces por semana, con un grupo que se ejercita frente al estadio Monumental de Barcelona. Verlo ahí es otro goce. Como él no hay ninguno: se divierte con cada música, sea esta cumbia, merengue, bachata, reguetón, el juyayay o lo que caiga. A fin de cuentas, este taxista es puro vigor y harto goce.
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