Un escándalo salpica a los agentes metropolitanos de control del Municipio de Guayaquil. Se los acusa del presunto delito de tortura contra un joven de 18 años, a quien se llevaron a la fuerza desde su lugar de trabajo, en la Bahía, en el centro de la urbe, hasta el barrio Centenario, al sur, donde lo abandonaron esposado y golpeado.

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El hecho ocurrió el pasado 27 de diciembre durante un operativo de control de pirotecnia. Según el relato de los comerciantes y los videos del hecho, los agentes llegaron con la intención de decomisar mercadería ilegal; sin embargo, los vendedores no lo permitieron y en ese momento se armó una batalla campal, con palos y sillas volando por los aires.

En la trifulca, los agentes supuestamente se ensañaron contra Abraham Farfán, quien sufrió golpes en la cabeza y cuerpo, le rociaron gas pimienta, fue esposado y llevado hasta el Centenario.

Durante el aterrador trayecto, pues nadie le decía a dónde lo llevaban ni qué iban a hacer con él, sufrió más golpes e incluso fue agredido con un tolete en la cavidad anal, narró la abogada Patricia Cassula, defensora de la víctima.

“La Policía lo encontró esposado, descompensado, le echaron gas pimienta hasta el punto de desmayarlo”, resume el informe policial al que EXTRA tuvo acceso.

El parte del hecho confirmó que, luego de realizarle las pericias médicas, a Farfán se le hallaron lesiones en la región facial, tórax, brazos y en la pierna izquierda, con un tiempo de incapacidad física de seis días.

El informe también detalla que fueron dos camionetas con distintivos del Municipio las que participaron en el hecho, por lo que la defensa de Farfán exigirá sanciones no solo para los autores materiales, también para quienes lo permitieron.

“También están involucrados los inspectores municipales, los que usan chaleco. Ellos pudieron haberlo evitado y no lo hicieron”, aseguró Cassula.

A raíz del incidente, las secuelas del joven no son solo físicas, sino también psicológicas, pues desde el día de la agresión, cuando se le pregunta por el hecho, se le dificulta hablar, se agita y pierde la serenidad.

El Municipio, por su parte, hizo público un comunicado en el que asegura: “Repudiamos enérgicamente estos actos. Implementaremos de inmediato los protocolos correspondientes para asegurar que quienes hicieron uso excesivo de la fuerza reciban la sanción que les corresponde”; sin embargo, no detalla si los infractores ya han sido identificados o sancionados.

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