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La zona está entre las vulnerables. Se ubica en las faldas del volcán Pichincha.GUSTAVO GUAMAN

La Gasca: ¡A un pie de la fatalidad!

En los 80, un estudio ya advertía que esta zona estaba en riesgo. En los 90 se hizo un proyecto. No fue suficiente. ¿Se pudo prevenir? Hablan expertos.

Revivieron la tragedia. Cristóbal Moreno recordó que hace 47 años vio la destrucción que provocó un aluvión y que arrasó –como el pasado lunes– con la avenida La Gasca y sus alrededores. Sucedió el 25 de febrero de 1975.

Hay una foto en blanco y negro, de Luis Azuero, en la que se ve un panorama parecido al de hoy: autos llenos de lodo, gente lamentando sus pérdidas, casas dañadas, calles destruidas...

El hombre, de 61 años, tenía 14 cuando, junto a su familia y amigos, fue desde su vivienda, en El Camal, en el sur, para ayudar. No recuerda cuántos heridos o muertos hubo, pero sí que las más afectadas fueron las familias de las clases media y baja.

El Cabildo de ese entonces limpió el colector, como si no pasara nada. Y cada año fueron aumentando los habitantes en las laderas del Pichincha...

El 26 de febrero de 1975 se registró otro evento de similares características.Luis Azuero / internet

Advertencia

En la década de 1980 se publicó un estudio de riesgos naturales en Quito, por Pierre Peltre, en el que ya se evidenciaba a esta zona como susceptible a aluviones y lahares y otras aledañas al volcán Pichincha (ver infografía). Pero ¿qué se hizo desde entonces?

Othón Zevallos, gerente de la Empresa de Agua Potable, dijo en rueda de prensa que luego de esta desgracia (de la 1975) se realizó el proyecto de Laderas del Pichincha, en los 90. Se construyeron 30 diques y torres de captación “para conducir el agua de forma segura”. Pero el lunes, según el Cabildo, la lluvia sobrepasó la capacidad de la estructura cuatro veces. Y el aluvión arrasó con todo y hasta el mediodía de ayer había dejado 24 muertos.

Martín Bustamante, magíster en estudios socioambientales, explicó que es “difícil determinar si un evento así se pudo prevenir”, pero lo que se hizo en los 90 con el proyecto de las Laderas del Pichincha “no fue suficiente”, admitió.

“No solo estamos amenazados por el volcán Pichincha, sino por el crecimiento poblacional”, agregó. Esto se suma a la idiosincrasia de los habitantes que ven a las quebradas de forma peyorativa. “Son los lugares donde depositamos lo malo”, expresó.

Las quebradas son el accidente geográfico más prominente de la ciudad, pero el más maltratado, según el experto, quien realizó un estudio sobre ellas. “En 1975 no fue diferente, la infraestructura de paso colapsó y el agua solo buscó su camino, el asunto es que por ahí hay barrios enteros”, concluyó.