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Fiscal César Suárez: Su vida y el gran anhelo que no concretó a causa de su asesinato
César Byron Suárez Pilay era del cantón Paján, provincia de Manabí, pero se formó y empezó su carrera profesional en Guayaquil, donde lo mataron
A César Byron Suárez Pilay le gustaba siempre identificarse con sus nombres completos, pero algunos de sus 'panas' lo llamaban Cesarín o Tigrillo, entre otros sobrenombres a los que él solía responder con una sonrisa. Al gremio periodístico, sobre todo a sus amigos reporteros judiciales, solía sorprender con mensajes como: "¿Ya tienes el vídeo? ¿Te lo paso?", luego de enviar el dato de algún caso importante.
Eso hizo que, entre bromas, los saludos al fiscal fueran, antes de un buen día u otra frase: "doctor, pase el vídeo". Sin embargo, se trataba solo de un chiste, porque las imágenes no llegaban (solo a veces). Esta 'inocentada' la empezó cuando era amanuense de la antigua Fiscalía de Flagrancia, ubicada junto al puente de la calle Portete, donde actualmente funciona el Laboratorio de Criminalística, de Guayaquil.
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César Suárez fue asistente de varios fiscales desde el año 2009. Luego realizó sus estudios para especializarse como jurista y en 2014 ganó un concurso de méritos y fue nombrado agente del Ministerio Público. Así, regresó a su provincia natal, Manabí, como fiscal de Manta.
Cesarín estaba conmovido y para la época, el 13 de agosto de ese año, dedicó una despedida, por escrito, a sus amigos abogados, periodistas y a todas aquellas personas con las que trató durante 11 años de vida en el Puerto Principal, pues él no era guayaquileño, sino oriundo de Paján (Manabí), donde nació el 22 de mayo de 1985.
El jurista no olvidaba sus raíces y en cada ocasión que podía iba a su pueblo, no solo para visitar a sus familiares, sino para ayudar a quienes más lo necesitaban. La última vez que hizo un evento, para brindar comida y obsequios en zonas rurales, fue el 31 de diciembre de 2023.
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César Suárez empezó sus primeros casos como fiscal en Manta, en 2014, y una de las primeras cosas que hizo fue definir cómo serían sus nuevos atuendos: consiguió nuevos ternos, algunos coloridos, porque quería marcar diferencia. También consiguió corbatines, para variar de vez en cuando su aspecto. Sonreía siempre cuando alguien notaba el cambio que había tenido, pero no dejó de lado fue la humildad.
Como operador de justicia trabajó en diferentes área, pero destacó en la Unidad de Garantías y Personas, sitio en el que conoció diferentes casos de asesinato, pero también trabajó en un despacho relacionado con temas de delincuencia organizada, que lo llevó a recibir amenazas de muerte en el año 2017.
Un grupo de delincuencia organizada había hecho circular panfletos por diferentes sectores de Manta, en los que se ofrecía un millón de dólares por la cabeza del funcionario. Por la seguridad del fiscal, fue cambiado de Fiscalía y así empezó a crecer en otras unidades, pues así terminó trabajando en Quito, donde aprendió a manejas casos de Administración Pública.
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El último puesto en el que estuvo, de vuelta en Guayaquil, la ciudad en la que empezó su carrera profesional, fue en la Unidad Nacional Especializada de Investigación contra la Delincuencia Organizada Transnacional (UNIDOT). Como lo dice el nombre, su alcance abarcaba todo el territorio nacional, por lo que era común que el funcionario se desplazara por todo el país, tanto para investigaciones como para audiencias.
Los casos más graves de narcotráfico y crimen organizado pasaban por el despacho de César Suárez. También descubrió algunos grupos delictivos que buscaban pasar entre las sombras, pero que manejaban una gran estructura para mover droga en el país y enviarla a Centroamérica o Estados Unidos.
En temas de Administración Pública, él abrió investigaciones por diferentes delitos de peculado y delincuencia organizada en hospitales del Ministerio de Salud Pública (del Guasmo, Infectología) y del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), como el Teodoro Maldonado y el de Ceibos. También sacó a la luz un millonario desfalco en el Instituto de Seguridad Social de la Policía Nacional (Isspol).
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Entre los personajes involucrados en estas tramas de corrupción, a quienes investigó Suárez, estuvieron Daniel Salcedo (actualmente detenido en el caso Metástasis, atrapado un día antes del crimen del fiscal), Álvaro Ponce (exgerente del hospital del Guasmo aprehendido junto a Salcedo), Luis Jairala Zunino (director del Teodoro Maldonado), Jorge Chérrez (principal sospechoso en el caso Isspol), el cura Carlos Tuárez (exdirector del Consejo de Participación Ciudadana involucrado en una trama de corrupción para la venta de cargos), entre otros.
Suárez también contribuyó en parte de la investigación por el asesinatos del expresentador de Ecuavisa, Efraín Ruales, y en los allanamientos del caso Metástasis, caso que es llevado por la fiscal general del Estado, Diana Salazar, tras los vínculos descubiertos entre el narcotráfico, los operadores de justicia y la política, tras la extracción de mensajes de los teléfonos del capo criminal Leandro Norero, asesinado en la cárcel de Latacunga el 3 de octubre de 2022. Uno de los últimos casos asignados al fiscal manabita fue el de la irrupción de terroristas en TC Televisión, hecho ocurrido el 9 de enero de 2024.
Como parte de su preparación profesional, Suárez contaba con diferentes maestrías y doctorados, realizados en diferentes países de América y Europa, relacionados con preparación acerca del crimen organizado. Cesarín no dejaba de estudiar. Su gran anhelo, como contó en algún momento a un equipo periodístico de EXTRA, era regresar a trabajar a Quito y convertirse un día en el fiscal general del Estado, pero su sueño fue truncado por criminales la tarde del 17 de enero de 2024 en la avenida del Bombero, del norte de Guayaquil, cuando iba a cumplir con su trabajo, sin custodia policial.
Tras su muerte, hubo condolencias de funcionarios y entidades de diferentes países, a los que además él solía ser invitado como conferencista, docente o para reconocimientos, por su destacada labor.
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