Un ciudadano iba en su auto junto a su madre y hermana por el sector de San Diego, en el centro de Quito. De pronto, un vehículo rojo le cerró el paso y de este se bajaron dos tipos armados, quienes lo amenazaron de muerte para que les entregara su carro.

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Días después, en este mismo automóvil, los sospechosos fueron detenidos luego de que intentaran robar una gasolinera en un tramo de la avenida Simón Bolívar, en el norte de la capital. Estos intentaron fugarse. Hubo un cruce de balas con agentes de la Policía Judicial (PJ) y el conductor de la estructura organizada murió.

El coronel Pedro Luna, jefe de la PJ, señaló que cada uno de los detenidos cumplía un rol dentro de la banda criminal. Dos sujetos, entre ellos un menor de edad, eran quienes sometían con armas de fuego a sus víctimas, una mujer avisaba si venía la Policía y el conductor estaba listo para salir ‘soplado’.

Uno de los agentes que hizo el seguimiento de esta banda delictiva señaló que todos son parientes y recalcó que en la capital se estarían conformando estructuras criminales entre personas con un grado de consanguinidad.

Según el investigador, esto beneficia a que la organización no sea fácil de ser detectada, porque no existiría fuga de información como sucede con agrupaciones en las que los integrantes no tienen algún nivel de parentesco.

Además, el oficial afirmó que entre familiares es más difícil que alguno quiera ‘hacerse el vivo’ y quedarse con más parte del ‘botín’, luego de cometer un asalto.

Y esta forma de organizarse parece que dio resultado a esta organización que fue desarticulada, porque desde el 22 de junio hasta el 16 de julio cometieron más de una docena de actos criminales y ‘salieron victoriosos’.

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Robaron seis vehículos, dos camionetas, asaltaron cuatro gasolineras e hicieron dos secuestros exprés. Uno de ellos fue a un coronel en servicio pasivo, quien contó que mientras lo tenían capturado hicieron otros robos por la ciudad.

Sin embargo, la madrugada del 17 de julio ‘se les durmió el diablo’. Fueron detenidos luego de asaltar una gasolinera en Conocoto, al oriente de Quito. El agente de la PJ añadió que los ‘choros familiares’, entre ellos, se organizan y se dividen los roles en cada ‘golpe’.

El coronel Luna precisó que las horas en las que operan este tipo de bandas criminales son desde las 23:00 hasta las 03:00 y las zonas conflictivas en las que cometen los delitos son: la avenida Simón Bolívar, la Ruta Viva, la Mitad del Mundo y la avenida Córdova Galarza.

Indicó que luego de cometer un secuestro exprés abandonan a sus víctimas en sectores del sur de Quito que son desolados, como Turubamba. Luna añadió que están tras la pista de otras bandas delictivas que operan bajo esta misma modalidad y que también están conformadas por miembros familiares.

Otro ciudadano contó a EXTRA cómo fue víctima de esta banda criminal. La noche del 16 de julio, mientras se dirigía a su casa por la avenida Simón Bolívar, se le ponchó una de sus llantas traseras. Se bajó para cambiar de neumático y en menos de un minuto un carro se puso delante de él. Se bajó un sujeto con traje de policía “pensé que me iba a ayudar, pero sacó un arma”.

 El afectado entró al carro y cerró las puertas. Otro delincuente se acercó y lo intimidaron hasta que la víctima les entregó sus pertenencias.

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