A la par de informar sobre los diferentes hechos judiciales, desastres y otros acontecimientos, en las páginas de EXTRA también se han descrito las tristezas y desesperaciones de niños, madres, padres y familiares que han visto en este medio el puente para poder localizar a un pariente extraviado o para solicitar ayuda.

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Por algunas de las historias expuestas por este rotativo, personas, agrupaciones e instituciones han tendido la mano a quienes, en su momento, requerían una silla de ruedas, medicinas o gastos para operaciones. A través de las secciones de Drama y EXTRAresuelve, procuramos una dosis de esperanza.

Han sido innumerables los casos que tuvieron respuesta de parte de lectores con corazones caritativos.

Almas dadivosas hicieron posible que una mujer a quien le dijeron que padecía toxoplasmosis y que la vida de su hijo por nacer estaba en riesgo recibiera el medicamento especial que requería para tratar la enfermedad, el cual no existía en el mercado local. Su bebé nació sano.

Un hombre atrapado en la decepción por el abandono de su esposa, que puso en juego su vida, fue otro favorecido del puente solidario de este Diario. Se le pudo ayudar para que tuviera casa y trabajo y pudiera seguir adelante con su hijo.

Carlos Bravo, un joven a quien le detectaron un tumor en su cabeza, fue uno de los más agradecidos con la ayuda de los lectores.

También nos queda la satisfacción de haber hecho posible que unas madres, padres y hermanos pudieran reencontrarse con sus seres queridos a los que no veían desde hace mucho tiempo. Esas alegrías también están plasmadas en las tantas ediciones publicadas en este medio siglo de existencia de EXTRA.

Han transcurrido siete años desde aquella vez en que el pedido de ayuda del lector Arístides Chancay Santos, desde un cantón de la provincia del Guayas, se difundió por EXTRA.

Cuando trabajaba en el campo, él sufrió un accidente que trastocó su vida. Su columna vertebral fue afectada y quedó imposibilitado de poder caminar y realizar sus actividades normales.

Corría más de la mitad de 2017 y, en su casita de caña, él llevaba 398 días postrado. Para moverlo de un lado a otro, debían ponerlo en una cobija y alzarlo. Anhelaba una silla de ruedas. Su pedido fue escuchado.

En este mes de aniversario de EXTRA, volvimos a visitarlo. Sus condiciones de vida han mejorado en algo, gracias al esfuerzo de sus hijos y a los gestos solidarios que recibió en su momento. Por su condición y la de su esposa, las necesidades no han disminuido, pero él sigue con esperanza y agradecido con Dios por tenerlo con vida.

Con una sonrisa espontánea, en su domicilio en el sur del cantón Daule, encontramos a Jéssica Ruiz Franco, quien también fue la protagonista de uno de los dramas expuestos en EXTRA.

“Cuando mi exconviviente me cortó las manos con un machete en diciembre de 2013, sus reportajes me ayudaron bastante y llegaron de inmediato al corazón del exalcalde de Daule, Pedro Salazar Barzola, quien me cedió el terreno y la vivienda donde actualmente resido”.

Después de recuperarse y de recibir sus prótesis en ambas manos, en 2014, el alcalde le dio trabajo en el Municipio. Actualmente sigue laborando gracias al actual alcalde, Wilson Cañizares.

“Los reportajes de seguimiento en este medio de comunicación me ayudaron a salir adelante de este trauma”, expresa esta madre, que no declina en cumplir su sueño de ser profesional en Trabajo Social. Ya cursa el quinto semestre en la universidad.

Una de las historias de separación familiar registradas por EXTRA ocurrió una tarde del mismo mes en que este Diario salió en circulación, en octubre de 1974, pero muchos lectores conocieron de la tristeza que aquello generó en junio de 2016, cuando Ángela Olives Valencia dio a conocer que durante años no tuvo noticias de su hija Mariana, quien salió de casa para ir a comprar.

Aquella vez, la octogenaria expuso su dolor y angustia de no saber más de su descendiente, de quien solo tenía unas cartas en las que le decía que se había ido a Colombia.

“¡Mariana, ¿dónde estás, hija querida?”, exclamaba la señora hasta el mes de octubre de ese año, cuando por medio de la llamada de un lector se supo que Mariana estaba en Venezuela. Doña Ángela tuvo un poco de tranquilidad, al igual que los hermanos de Mariana y los hijos que ella dejó.

Tuvieron comunicaciones por vía telefónica e iniciaron las gestiones para el reencuentro. Así, en junio de 2017, después de estar 43 años alejada de su familia y de su ciudad, Mariana volvió. EXTRA lo contó.

En junio de 2010 nos contagiamos de la emoción del abrazo que se dieron las hermanas Ángela Timotea y Julia Bartola Burgos, quienes no habían tenido contacto durante 30 años. Una vivía en el cantón El Empalme y la otra en una cooperativa de la isla Trinitaria, al sur de Guayaquil.

Tras ese tiempo transcurrido, una de ellas acudió a Diario EXTRA para localizar a la otra. Tras la publicación, la respuesta fue casi inmediata.

Luego de los contactos y la confirmación de datos, un equipo de EXTRA fue testigo del reencuentro de estas hermanas, que volvieron a abrazarse y a contarse sobre sus allegados y la numerosa parentela que tenían, ya que cada una había procreado once hijos.

“Gracias a ustedes y a Diosito encontré a mi ñaña, nunca perdí la fe y por fin la tengo otra vez. Soñaba que la encontraba y así ocurrió. De verdad, le agradezco infinitamente a EXTRA”, afirmó doña Ángela en esa ocasión.

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