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Las extorsiones en Ecuador van en aumento y están aniquilando al comercio
En 2023, la Policía Nacional registra más de 1.000 casos de las denominadas 'vacunas'. En Guayaquil hay varias zonas con este problema
Hace dos semanas, Vinicio dejó de trabajar. Ahora anda sin dinero y labora en lo que le salga. “Nada compra mi seguridad”, dice, dándose ánimos. No se arrepiente de su decisión, pues le pegaron a pesar de haber estado extorsionado y pagando plata bajo amenazas por cuatro meses, ¡el colmo de sus desgracias!
Su historia de zozobra y miedo empezó en mayo pasado. Y aún se atormenta pensando que los extorsionadores no tienen piedad con nadie. Son capaces de pedir dinero tanto a quienes tienen negocios grandes como a ciudadanos como él, que apenas ganan para la comida y lo de más urgente necesidad.
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“Yo entregaba productos de una empresa en mi moto. Recorría zonas del noroeste, de la Entrada de la 8 (en Guayaquil) para adentro. Estos sectores se han vuelto peligrosos, pero no me había pasado nada hasta mayo”, cuenta.
En pleno feriado por el 24 de Mayo, aproximadamente a las 08:00, un individuo en moto y sus compinches lo emboscaron. El malandrín, de lo más tranquilo, pero serio, le exigió el pago de 30 dólares mensuales para dejarlo trabajar, pues ya estaban pendientes de su ruta.
A Vinicio no le quedó más que aceptar. Debía cancelar, como máximo, hasta los cinco primeros días de cada mes. Y así pasó junio, julio, agosto y septiembre, en que todo cambió.
Lo citaron para que entregue el dinero, pero no aparecían los mismos tipos de siempre. En el sitio, el bloque 9 de Flor de Bastión, estaban otros. Uno de ellos se le acercó a ofrecerse de solidario para supuestamente darle la plata al líder. Pero como Vinicio se negó, le pegaron tres puñetes y dos veces lo agredieron con un casco.
Desde entonces no quiso seguir cubriendo la ruta, porque reflexionó que ya se había arriesgado demasiado.
De acuerdo con cifras otorgadas por la Policía Nacional, hasta lo que va de 2023 a escala nacional se registran 1.434 casos de extorsiones bajo la modalidad de ‘vacunas’ (ver infografía a continuación).
- Áreas críticas
En Guayaquil hay zonas en las que este tipo de delito se comete con más frecuencia, según testimonios de ciudadanos y reportes de atentados contra locales comerciales y personas registrados en este año. Sectores del noroeste como las cooperativas Balerio Estacio, Flor de Bastión y Lomas de la Florida concentran casos. En el sur de la urbe, algunos puntos del Guasmo sufren este fenómeno criminal. Lo mismo ocurre en la parroquia urbana Pascuales.
Una mujer que tiene un bazar en la Entrada de la 8, por ejemplo, comenta que el año pasado, en diciembre, motorizados le fueron a disparar a su local.
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“Me pidieron una mensualidad y hasta ahora la estoy pagando”, menciona brevemente, sin querer dar detalles de la cantidad.
Otra señora que ayuda limpiando un local del hermano, refiere que ella también rentaba un espacio en su casa, pero a su inquilino fueron a lanzarle explosivos y desistió del negocio, eliminando ese ingreso para ella.
Mientras que otro repartidor de productos que labora por el Guasmo, anda alerta a cualquier sospechoso y, como medida de precaución, ya no se mete a cualquier barrio como antes.
“No voy para nada a las cooperativas Pablo Neruda, Mariuxi Febres Cordero, Proletarios sin Tierra, Cristal...”, enumera.
El trabajador, que labora entregando mercadería de manera independiente, menciona que algunos extorsionadores son tan extremistas que hasta se llevan las llaves de las motos de los comerciantes y repartidores con tal de que no los sigan.
Un representante del sindicato de comerciantes del país, quien por seguridad prefirió reservar su nombre, dice que lo que viven actualmente les ha causado traumas, pero pese al mismo deben continuar con sus labores entre amenazas que reciben a diario.
“Llegan armados y a plena luz del día encañonan a los compañeros comerciantes. No les importa nada. Y sobre la policía, nunca están presentes y si están, no hacen nada. Estamos viviendo algo que jamás pudimos sospechar. No sabemos en qué vamos a acabar”.
Y añade que como una forma de reactivarse económicamente han emprendido ferias en diferentes localidades de Guayas y otras provincias de la Costa aledañas, pero la ola de violencia e inseguridad les sigue a donde vayan. “La última feria que se hizo fue en Santo Domingo y no dejaron nada. Al término de la misma, cuando la gente estaba recogiendo las cosas, llegó un grupo de delincuentes y se llevaron todo, incluso el dinero de las ventas. Ya no sabemos qué hacer para protegernos”.
- Cosas por corregir
Fernando Carrión, doctor en Ciencias Sociales, experto en seguridad y académico en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, recalca que en muchos casos la gente no denuncia por miedo y también porque hacerlo no garantiza que haya justicia.
En su criterio, para evitar las extorsiones deben trabajarse en tres aspectos: uno es promover los factores preventivos (iluminación, videovigilancia y equipamiento), que haya participación comunitaria (tanto de los ciudadanos como de la policía comunitaria) y finalmente que exista organización social para que se pueda enfrentar una situación de esas colectivamente, entre vecinos.
Sin embargo, acota, ante los casos que ya están sucediendo, para que el Estado los enfrente de mejor forma tiene que haber una cooperación con las alcaldías.
“Los municipios tienen que proveer los servicios para que esos barrios tengan las condiciones mínimas de vida. En general, los barrios que tienen el mayor nivel de extorsiones tienen poco espacio público, malos servicios, infraestructura”, puntualiza.
Asimismo, indica, debe haber una cooperación con la empresa privada que puede enfocarse, por ejemplo, en el involucramiento de los guardias de seguridad en acciones de apoyo a los policías.
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- Las extorsiones generan desempleo
Para Larry Yumibanda, presidente del Círculo de Economía de Guayaquil, la extorsión es un delito que ha generado una serie de complicaciones a los negocios formales como informales, encareciendo el aumento de sus costos, perjudicando a los consumidores. No todos están en condiciones de cumplir con el pago extorsivo y han optado por salir del negocio, complicando el mercado laboral, generando aumento del desempleo o procesos de migración. Lo ideal es tener acciones permanentes por parte de las autoridades en materia de seguridad como el Gobierno, la Alcaldía, Policía y Fuerzas Armadas.
- Informales pueden caer en la red delictiva
Ana Minga, experta en temas de seguridad y perfiladora criminal, señala que este tipo de extorsiones no son algo de ahora. Es una consecuencia de la exportación de droga que sale por puertos de Guayaquil y Esmeraldas hacia Europa, pero ya no se está pagando con dólares sino con territorios que son controlados por los vacunadores.
Estos atacan a todo sector, tanto al que tienen locales fijos o a los informales. Las víctimas cierran su quiosco, dejan su carretilla y se van. Una consecuencia de esto es que los vendedores informales se vuelven parte de esa cadena de extorsión. Ellos ayudan a vender la droga a las bandas para no sufrir ataques.
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