Manuel Reyes arreglaba el negocio donde trabaja con sus compañeros y escuchó una fuerte explosión. Cuando salió a la calle vio a decenas de personas que corrían a buscar refugio envueltas en polvo y humo.

El hombre no alcanzó ni a quitarse el mandil y corrió hasta la avenida García Moreno, en Cumbaya, Valle de Quito. El lugar parecía una zona de guerra. Una casa se había derrumbado, cerca de seis carros estaban destrozados y las ventanas de todos los domicilios y negocios cercanos lucían rotas.

Reyes escuchó gritos de niños que provenían dentro de la propiedad colapsada, se armó de valor e ingresó para salvarlos. En ese momento se dio cuenta de que, producto de la explosión, las paredes del segundo piso cedieron y se fueron encima de la planta baja donde funcionaba un local de comida. 

Apartó algunos escombros y vio que una niña estaba inconsciente. Junto a ella otro menor de edad pedía auxilio. Ambos tenían heridas en el rostro.

El hombre le pidió ayuda a uno de sus compañeros y juntos sacaron a los heridos y los llevaron a una esquina fuera del peligro. “Cuando los rescatamos pensé en mis dos hijos. Las cosas materiales se recuperan, pero no la vida”.

Henry Silva, capitán del Cuerpo de Bomberos, señaló que el hecho habría sucedido por una acumulación de gas en el primer piso, lo que habría provocado una deflagración. No hubo fallecidos, pero sí se reportaron siete personas heridas, entre ellas un agente de tránsito, quien patrullaba por la zona y terminó con los oídos afectados debido al estruendo.

'MARCHÓ UN GATITO'

En el momento de la explosión, junto al restaurante destruido, los sobrinos de Fabiola Gualpa veían una película en la computadora. Los niños de 6 y 9 años tuvieron suerte porque un familiar que estaba cerca de la zona, corrió a socorrerlos. Los menores sufrieron golpes en la columna y cabeza. Ambos fueron llevados hasta un centro hospitalario de Yaruquí.

Sin embargo, una de las mascotas de los niños no corrió con la misma suerte. El gatito fue aplastado por una estructura. Los bomberos buscaban a un perro que también vivía en dicha propiedad pero que corrió asustado luego de la deflagración.

Según el Servicio Nacional de Gestión de Riesgos y Emergencias, 19 viviendas resultaron afectadas luego de la explosión y seis vehículos tuvieron daños en la carrocería y en los parabrisas.

CREYERON QUE FUE ATENTADO

Luego de que el estallido rompiera los vidrios de algunas casas que quedan a dos cuadras del lugar de la tragedia, los vecinos del sector dudaron que todo eso habría sido a causa de un tanque de gas. 

Ante esto, miembros del Grupo de Intervención y Rescate (GIR) llegaron con canes y equipamiento especial para investigar la situación y, luego de dos horas, descartaron que haya sido provocado por algún artefacto explosivo.