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Esposa de Fernando Villavicencio: "Hemos perdido nuestra libertad"
Verónica Sarauz habló con EXTRA sobre lo que han vivido, con su familia, durante este año del crimen del político
Verónica Sarauz y su familia consideran que los resultados de la investigación sobre el crimen de su esposo, Fernando Villavicencio, son muy pobres. Ha pasado un año desde el asesinato a tiros del candidato a la presidencia en el norte de Quito, y Sarauz asegura que sus vidas han cambiado por completo.
En una entrevista con EXTRA, Sarauz recordó el fatídico 9 de agosto de 2023, cuando Villavicencio fue acribillado al salir de un mitin político. Ella estaba en Estados Unidos participando en un desfile organizado por la comunidad ecuatoriana para conmemorar el Primer Grito de la Independencia, celebrado el 10 de agosto.
“Cuando regresé a Quito, me enfrenté a todo lo que conllevaba: pagar el entierro, decidir dónde se lo sepultaría y hasta la ropa necesaria para vestir el cadáver”.
Un tiempo tortuoso
Las exequias se llevaron a cabo en el cementerio Monteolivo, en el norte de Quito, el 11 de agosto del año pasado. Sarauz afirma que ella y los dos hijos que tuvo con Villavicencio perdieron su libertad desde el momento en que enterraron al candidato del movimiento Construye.
“Primero, tuve que llevar a mis hijos al psicólogo. Ambos han enfrentado esta pérdida, pero es algo irreparable”.
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Ella y sus seres queridos se desplazan con una ‘cápsula’ de seguridad. Aunque el equipo de agentes cumple con su trabajo, eso no garantiza tranquilidad. “Nuestra cotidianidad cambió radicalmente; no podemos salir como lo haría cualquier otra familia. Incluso para ir a comprar un helado debemos planificar”.
Investigaciones
Para Sarauz, el año transcurrido no ha garantizado una investigación a fondo del caso. No se conocen más implicados ni quiénes son los autores intelectuales del magnicidio.
“No se ha logrado nada. Tenemos a cinco sentenciados, pero ellos no fueron los autores materiales. Los verdaderos autores, siete colombianos, fueron asesinados en la cárcel bajo custodia del Estado (seis en la Penitenciaría del Litoral y uno en El Inca de Quito)”.
Esto sugiere que a alguien no le convenía que quedaran cabos sueltos, afirma. “Hemos recopilado información que a la Fiscalía parece olvidársele o que muestra falta de interés en buscar. Por ejemplo, no se ha realizado una reconstrucción de los hechos ni una triangulación de las armas usadas”.
Sarauz señala que la investigación que ha realizado por su cuenta ha revelado nombres relacionados con el asesinato. Tiene la intención de hacer pública la denuncia contra esas personas, pero lo hará en el futuro (no precisó cuándo).
“Esperaremos que pasen estos días de duelo y luego iremos a la Fiscalía”, dice. Por ahora, se enfoca en los actos conmemorativos programados en memoria de Fernando Villavicencio.
Nunca hubo una garantía de seguridad
Sarauz reiteró que el crimen político de Villavicencio se cometió por la “omisión dolosa de la Policía Nacional”. Ella recordó que el presidenciable había alertado que su vida corría peligro, pero no se hizo nada para protegerlo.
“Incluso el Centro de Inteligencia Estratégica (CIES) habló del riesgo y ahí están las consecuencias”. Para ella, los anillos de seguridad nunca funcionaron o, si llegaron a hacer algo, fueron inefcientes porque los vulneró el sicario que se acercó directamente a Villavicencio y lo mató.
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Con este crimen se dejó un mensaje tan evidente desde las mafias y quienes están detrás del magnicidio, que ahora “todos tienen miedo”, precisó.
El terror es tal que, para Sarauz, es difícil que algún asambleísta o candidato a la Presidencia haga algo de lo que su marido hizo. “Ahora quienes buscan ser presidentes no enfrentan lo que mi esposo lo hizo en su tiempo. No hay un riesgo para ellos”, finalizó.
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