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Enigmas: En Santo Domingo de los Tsáchilas, gárgola voladora mantiene en vilo a finqueros
Extraño ser primero tumbó matas de plátano, pero luego su furia fue creciendo hasta matar chivos, chanchos y mulas
En Santo Domingo de los Tsáchilas, la escena de puercos y chivos decapitados aún perturba a los habitantes de La Flecha, en San Jacinto del Búa, una tranquila localidad al sur de la provincia.
Nadie sabe quién es el responsable, lo cual genera temor debido a la brutalidad de estas muertes, que parecen sacadas de una película de terror.
La ‘bestia’ que ha sembrado pánico entre los finqueros de la comuna ha sido bautizado con un sinfín de nombres. Unos lo llaman el Tumbaplátanos, otros dicen que se trata del vampiro de animales, pero hay quienes coinciden en una sola definición: gárgola.
Los daños causados por este extraño ser van desde lo insignificante hasta la muerte de animales domésticos.
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Yolanda Camacho tiene su vivienda en la entrada de La Flecha y con recelo contó que, por fortuna, en su propiedad hubo solamente perjuicios menores. “La novedad se ha venido dando desde hace cuatro meses. En mi caso, tenemos una pequeña finca y hace unos días este animal llegó”, contó Camacho, de 48 años.
Dice que unas matas de cacao estaban desgarradas de una forma extraña y también unas de plátano. Para su suerte, ningún animal resultó herido de muerte ni hubo mayores perjuicios que lamentar tras el paso de esta rara criatura.
Escalada de ataques
Camacho detalló que luego de lo ocurrido en su propiedad, empezaron a surgir más casos de ataques en fincas de vecinos de La Flecha. Una de estas fue en la plantación de banano, donde labora Ramón Loor, campesino dedicado a esta tarea agrícola característica de la localidad.
Loor recibió a un equipo de EXTRA para contarle lo que vio cuando llegó a la hacienda. “Entré a mi punto de trabajo y vi que 15 matas de plátano verde estaban destrozadas, como si algo pesado las hubiera aplastado. Los troncos parecían hilachas y fue entonces que me puse a grabar un video como evidencia”.
Residente de la localidad
A otras matas, en cambio, se les sacó el ‘corazón’ vegetal. Para Loor, el ataque es sumamente extraño y nunca antes visto porque no existen animales que hagan eso. “Hace mucho tiempo esto dejó de ser una zona de presencia de tigrillos. Lo raro de todo esto es que ni siquiera hay huellas en el piso”.
A lo que este agricultor se refiere es que los daños se provocan, al parecer, desde el aire. Es decir, que la bestia o gárgola, como llaman a este ser, llegaría volando y ni siquiera topa el suelo cuando agrede lo que está a su paso. Lo único que puede visualizarse tras los acontecimientos en el campo, especialmente en las matas de banano, son tres arañazos que quedan en los troncos caídos en el piso.
Las muertes brutales
Pero este hecho narrado por Loor queda en ‘pañales’ cuando se escucha el relato de Eduardo Garcés, un ingeniero que tiene su propiedad en San Jacinto del Búa. Él fue uno de los más afectados ante la embestida de la gárgola.
“Hace poco compramos unos borreguitos para tenerlos como ‘adorno’ en la finca: una madre con su cría. Construimos un corral a unos 30 metros de la casa donde residimos”, detalló.
Una noche antes del ataque, Garcés había salido de su vivienda y escuchó un fuerte rugido, pero que no podría explicar si se trataba de un tigre o algo parecido.
“Fue tan atemorizante que me entré corriendo a mi hogar. Me asusté bastante”, explicó. Aquel gruñido espeluznante fue el preludio de lo que descubrirían los trabajadores de Garcés.
Cuando fueron a las labores de ordeño, los obreros de la finca hallaron una escena de terror. La hembra estaba tendida en el suelo, sin vida. Cuando revisaron las heridas, se percataron que en el rostro había tres huecos provocados por colmillos. “Eso es lo extraño porque si hubiera sido otro animal conocido, habría cuatro heridas de dientes”, explicó Garcés.
Pero eso no fue lo más alarmante. La gárgola había sacado a la cría del corral que tiene un cerramiento de caña de una altura aproximada de un metro con 30 centímetros. Se la llevó y a más de 20 metros de distancia apareció sin cabeza.
Garcés y sus trabajadores vieron que en el piso quedaron impregnadas tres garras. Con esa única evidencia recorrieron la propiedad, pero no hallaron más indicios de la bestia. “Eso nos hace deducir que es un ser que vuela”, mencionó.
Otros ataques
Sus ataques se extendieron a otros sectores como Umpechico y El Porvenir, donde han caído fulminados chanchos, mulares y plantas de banano como papel ante este ser que no deja más rastro que muerte y temor.
Con la difusión de estos hechos, muchos han coincidido en que esto pudo ser obra de un animal llamado perro venadero, que está en peligro de extinción. Sus características físicas son similares a las de una especie de zorro pequeño, lo que para los habitantes de San Jacinto del Búa no puede ser por la magnitud de los daños causados.
La aparición de este extraño ser ha despertado la creatividad de la gente. En Manta, Manabí, un cantante llamado ‘Líder y su piano mágico’ compuso una canción titulada ‘El misterioso’, la cual narra los eventos ocurridos en el Búa y en otros sectores de la Costa.
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