Una patada en un partido de fútbol podría haber sido la sentencia para un adolescente de 14 años, oriundo de Quito. Su caso ha llamado la atención de una parapsicóloga y médium llamada Koni, quien compartió con EXTRA sobre este suceso que roza la maldad energética.

Todo comenzó en lo que parecía ser un inocente partido entre compañeros de colegio. El balón iba y venía cuando de repente uno de los muchachos cometió una falta contra otro.

Esta acción fue presenciada por la madre del agredido, quien junto con su hijo insultaron al chico, que en ese entonces tenía apenas 11 años. “Ya vas a ver lo que pasa. Vas a ver lo que te voy a hacer”, habría increpado la señora.

La madre del otro muchacho se enteró de todo, pero no le dio mayor importancia hasta que esas palabras, al parecer, tuvieron su efecto. El adolescente cayó enfermo, aquejado por una fiebre alta y la hinchazón de sus piernas.

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“Le salieron forúnculos que con el paso de los días se reventaban y supuraban. La mamá lo llevó a operarse, pero el mal se extendió aún más rápido”, detalla Koni.

Pasaron tres años y el mal persistía hasta que la madre del adolescente no pudo soportarlo más y se puso en contacto con Koni.

Hace apenas tres meses, esta médium capitalina se enteró del caso y le pidió a la señora que dejara examinar a su hijo. Fue entonces cuando descubrió que la madre del chico al que pateó en el partido de fútbol practica la brujería, que probablemente le había hecho un hechizo.

“Cuando una persona está ‘trabajada’, su color de piel cambia y tiene un tono parecido al de un cadáver. Huele a muerte, como a carne podrida”. Y así lucía aquel estudiante que, poco a poco, perdía su vitalidad.

Cuando Koni le pasó un huevo como parte del ritual de análisis, la yema tomó una forma parecida a la de un sapo, lo que evidenció que se había utilizado brujería en este caso.

“Le pregunté a la señora si había encontrado un sapo en la casa y ella dijo que sí. Pero lo sacó y no vio si ese animal estaba ‘trabajado’”. Koni explica que cuando alguien es hechizado con un sapo o rana, los brujos meten un papel con el nombre de la víctima y su foto en la boca del animal.

Esto provoca que el sapo se enferme y actúe como un muñeco vudú. Cuando la mujer sacó al sapo de su casa, también dejó escapar la energía vital de su hijo, según la médium.

Koni realizó un hechizo para revertir esa brujería y todo parecía ir bien hasta hace aproximadamente un mes. El muchacho volvió a presentar los forúnculos y la única explicación médica que le dieron fue que tendría una celulitis crónica.

“Eso, para su edad, es imposible. Ahora me encuentro en una lucha energética contra esa mujer porque seguramente sabe que le hicimos un ‘volteo del trabajo’ y ella contraatacó”, precisa Koni.

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