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Los agentes especializados de la Policía Nacional, en muchos casos, han tenido que destruir los artefactos encontrados.ARCHIVO / EXTRA

Ecuador enfrenta efectos menos conocidos, pero peligrosos por uso delictivo de explosivos

Escaso control influye en que organizaciones terroristas se apropien de artefactos detonantes y se requiere políticas públicas, dicen especialistas. 

El 27 de diciembre de 2023, un extorsionador tuvo un final sorprendente. Previo a morir, descendió de un automóvil y se aproximó a un establecimiento comercial ubicado en la avenida Francisco de Orellana, al norte de Guayaquil, con la intención de colocar un artefacto explosivo. Sin embargo, debido a una manipulación incorrecta, se produjo una explosión que le causó la muerte.

Los explosivos están siendo cada vez más utilizados por bandas criminales para cometer delitos, principalmente en inmuebles, generando temor en las víctimas para que accedan a sus demandas. Pero, ¿cómo obtienen estos artefactos?

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Para responder a esta pregunta, es importante tener claro qué tipos de explosivos suelen ser utilizados con más frecuencia por los delincuentes.

Según información proporcionada por la Policía Nacional a EXTRA, en los incidentes relacionados con estos objetos atendidos durante este año se identificó que algunos son de tipo comercial (elaborados por empresas para actividades industriales) y otros son artesanales (fabricados de forma más rudimentaria).

Una de las hipótesis policiales es que los artefactos comerciales, para cuya adquisición se requieren permisos, son ingresados a Ecuador a través de las fronteras.

Ante esta realidad, la institución ejecuta operativos de control en las fronteras y a escala nacional para evitar que los explosivos caigan en manos de delincuentes.

Policías han encontrado explosivos en casas, almacenados incorrectamente.CARLOS KLINGER / EXTRA

El experto en seguridad y explosivos, Stalin Sacoto, señala que estos elementos también se utilizan en la minería, por lo que considera importante que las empresas dedicadas a esta actividad tengan un adecuado control de sus compras, manteniendo un inventario y registrando el uso de los explosivos. 

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Hace hincapié en que eso debe garantizarse desde las compañías, porque ya a la Policía se le dificulta ejecutar esas verificaciones, incluso, en sus propias instalaciones, desde las cuales se han registrado hurtos de armamento.

Desconocimiento, el efecto poco conocido

El riesgo de que las organizaciones delictivas obtengan explosivos no solo radica en la posibilidad de atentados, sino también en el desconocimiento de su correcto manejo, lo que puede causar incidentes graves.

Lo que ocurrió en el estallido de la avenida Francisco de Orellana es el ejemplo de cómo la inexperiencia puede jugarles una mala pasada a los delincuentes, pero ese suceso pudo ser peor si hubieran estado otras personas cerca.

Eso tampoco pasó el jueves 30 de mayo de 2024, cuando al estallar un explosivo en la Décima y Ayacucho, en un local comercial, hubo daños materiales contra el negocio y cuatro carros estacionados cerca. Suceso que estaría relacionado con extorsiones.

En alertas de explosivos, agentes policiales han tenido que destruir estos objetos.ARCHIVO / EXTRA

Pero el 26 de febrero de este año, en El Fortín, en el noroeste, un reciclador, al parecer, agarró un artefacto explosivo que minutos antes había sido colocado en una vereda y estalló. El joven murió. Sus manos terminaron mutiladas.

Sacoto también destaca que muchos delincuentes muestran escaso conocimiento en el uso de explosivos, lo que resalta la importancia de aplicar procesos judiciales más rigurosos a las personas encontradas en posesión de estos artefactos. “Deberían ser procesadas como terroristas”, dice.

Más de 200 incidentes en Ecuador

Según datos proporcionados por la Policía Nacional, en Ecuador se han registrado más de 200 incidentes relacionados con artefactos explosivos. En la mayoría de estos casos se ha utilizado un objeto comercial conocido como emulsiones explosivas (ver infografía a continuación).

Otro peligro es el almacenamiento inadecuado de estos productos por parte de bandas criminales, como se evidenció en un caso ocurrido en Guayaquil el 8 de febrero de este año, donde se encontraron en las Casas Colectivas, en el centro-sur de la ciudad 111 tacos de dinamita, 113 fulminantes (detonadores), 30 metros de mecha lenta y 100 cápsulas no eléctricas.

El general Víctor Herrera, jefe policial de la zona 8, advirtió sobre los riesgos de almacenar este tipo de material de manera incorrecta, ya que puede provocar una catástrofe. 

Lo que hace falta: políticas públicas

Daniel Pontón, experto en seguridad y docente del Instituto de Altos Estudios Nacionales, indica que el Gobierno debe enfocarse más en controlar el tráfico de explosivos. Para ello es necesario identificar el origen de los explosivos, las rutas por las que ingresan y las personas involucradas, de manera similar a como se hace con el control de armas.

“La información que se tiene con respecto a este tipo de artefactos es escasa, está muy concentrada en pocas manos, es de poca calidad y, por lo tanto, no sirve para el análisis y generar políticas públicas”, comenta.

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El jueves 30 de mayo hubo un atentado contra un local comercial en las calles Décima y Ayacucho, en Guayaquil.CARLOS KLINGER / EXTRA

Para el especialista, estas prácticas delictivas con explosivos son propias de un terrorismo criminal, y tienen claro que colocar un artefacto explosivo va a generar miedo para sacar provecho de eso. “Se llama instrumentalidad del terror, que se ha hecho tan viral en el país”, explica.

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