La madre sigue siendo la madre, aunque los tiempos cambien. En la crianza de sus hijos, las mamitas enfrentan desafíos relacionados no solo propiamente con sus vástagos; también deben sortear los retos que les presenta el contexto social, principalmente en una sociedad ecuatoriana que, con el paso de los años, le ha dado mayor cabida a la inseguridad y la violencia criminal.

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Este 12 de mayo, gran parte del mundo celebra el Día de la Madre, resaltando así la importancia de la mamita en la familia. EXTRA dialogó con cuatro madres que nacieron en diferentes generaciones: Baby boom (desde mediados de la década de los 40 hasta mediados de la década de los 60), X (de mediados de los 60 a inicios de los 80), Millennial (de inicios de los 80 a mediados de los 90) y Z (de mediados de los 90 al 2010). Ellas se abrieron respecto de sus anhelos, sí, pero también se sinceraron en cuanto las complicaciones de su digna tarea.

Patricia Saldarrega —baby boomer, madre de dos hijos mayores de edad y abuela ya— observa la maternidad a sus 60 años como "la expresión más sublime que Dios pudo darle a una mujer". Ella le contó a este Diario que descubrió "poderes" que nunca supo que tenía cuando fue madre por primera vez, hace ya 40 años: "En el camino de la vida se presentaron dificultades, pero he sabido afrontarlas con madurez, con mucho amor y con mucha fortaleza, porque ellos (Pablo y Sabrina) han sido mis pilares y me siento premiada por Dios".

Pati, como le llaman de cariño, observa cambios entre la crianza de hace décadas y la actual, debido al contexto. "Creo que se han perdido la disciplina y los valores desde los hogares. Ahora muchos padres dejan a sus hijos solos y eso ocasiona que los chicos se pongan a realizar actividades a escondidas", considera.

"Antes, con libertad, se podía pasear, hacer deporte... Los efectos de la inseguridad y el miedo han provocado mucho temor ahora, zozobra; no podemos estar tranquilos fuera de casa", dijo. "Muchas veces esto ocasiona ansiedad, depresión".

Mary Rizo siempre anheló ser madre. "Era una de mis grandes ilusiones, verlos crecer (a sus hijos) y vivir todos esos pequeños detalles que me llenan de alegría día a día", se sinceró con este Diario. La vida le dio dos hijas, hoy de 19 y 18 años. Esta madre, que está por terminar los años 40 de su vida y pertenece a la generación X, agradece no tener mayores problemas con sus pequeñas, quienes no hace mucho iniciaron su etapa de universidad.

"No me han dado mayor problema, porque no les gustan las fiestas, tienen pocos amigos, no les atraen las redes sociales... Sí pasan mucho tiempo con el celular y la laptop, jugando en línea hasta altas horas de la madrugada, pero no es nada comparado con los comentarios de otros padres", contó Mary.

Consultada por cómo ha influido la situación de inseguridad de Guayaquil en la crianza de sus hijas, respondió: "⁠Sí me preocupa mucho por todo lo que se ve en las noticias y redes sociales, de los secuestros y robos, pero tratamos (con su esposo) de hacerles ver el peligro y aconsejarlas para que sean muy cuidadosas y evitar a toda costa ser una víctima más de esta gente sin escrúpulos (los delincuentes)".

Michelle Espinoza (32 años) también observa retos en la maternidad. Su hija, Damiana, está por cumplir la etapa escolar. Esta madre millennial ha elegido un camino para la crianza. "Siempre la comunicación; conversando, compartiendo experiencias y advirtiendo los riesgos que existen en la sociedad, aunque con el avance de la tecnología, las redes y juegos virtuales es complicado tener una línea de seguridad inquebrantable", explicó.

Para Michelle, ser madre ha sido su "mayor responsabilidad" como mujer: "Saber que siempre tienes que luchar y que no te puedes rendir, porque siempre tienes esa personita que te observa, sin lugar a dudas ha sido un maravilloso aprendizaje desde el primer día en que supe que sería mamá y que lo seguirá siendo. Un amor incondicional e infinito".

Isabela Salvador recién entró a los años 20 de su vida; es una mamá de generación Z. No hace mucho de que es madre, pues su pequeño tiene dos años. "Ser madre, para mí, ha sido un cambio total de mi vida: ya no soy solamente yo en quien me tengo que preocupar, sino por otra persona que me espera alegre todos los días. Sin embargo, no importa cuántas veces yo sienta que lo estoy haciendo mal, para él siempre lo estaré haciendo bien. También, con el paso de tiempo, nos vamos acostumbrando y volvemos de alguna manera ser lo que fuimos. Al menos un poco", le dijo a este Diario.

Ella tiene su punto de vista respecto de la inseguridad ciudadana como condicionante de la crianza de su hijo: "La verdad, la inseguridad en la sociedad es algo que no puedo controlar, pero sí puedo tener control de sus valores y del amor que le doy, y enseñarle lo que está bien y lo que está mal con sinceridad y claridad".

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