José Morales cruzó la puerta de su casa prometiendo que regresaría en poco tiempo. Sin embargo, el tiempo transcurría sin saber de él y luego de tres días fue encontrado carbonizado, en un terreno baldío de Carapungo, norte de Quito.

Su caso se conoció el miércoles 3 de febrero de 2021 en redes sociales, aunque el crimen ocurrió hace más de dos semanas. Ya hay detenidos por este macabro hecho: Cristian Paillacho y Johanna Chele, quienes confesaron a los uniformados del asesinato y el sitio donde estaba el cadáver (ver infografía).

Según Édgar Ortiz, abogado acusador, una cámara de seguridad filmó a los implicados y a la víctima cuando entraban al lote. Luego se captó un incendio y a los pocos minutos, dos personas abandonaron el sitio.

Cruel asesinato

Con la autopsia se supo que al hombre lo golpearon con botellas de vidrio en su cabeza hasta dejarlo inconsciente. Eso supuestamente hizo creer a los sospechosos que Morales había muerto y entonces le prendieron fuego cuando aún tenía vida, detalló Ortiz.

Como evidencia, agregó el abogado, hay botellas quebradas y manchadas con la sangre de la víctima. “El cuerpo del señor no tenía cortes”, aseveró.

Con la audiencia, Paillacho y Chele recibieron prisión preventiva por 90 días, tiempo que durará la instrucción fiscal.

Hallados muertos

El caso de Morales engrosó la lista de fallecidos que tiene la policía. Desde el 14 hasta el 23 de enero de este 2021, agentes de la Unidad de Desaparecidos encontraron cinco cadáveres en Quito y todos de gente que al principio había sido reportada como extraviada.

Tres de ellos murieron de manera accidental, en uno no se determinó y en el otro ocurrió un asesinato (Morales).

Fernando de la Torre, jefe de esa unidad, explicó que en la capital el hallazgo de desaparecidos sin vida solamente equivale al uno por ciento. El resto son localizados vivos y generalmente se van de su casa por su propia cuenta.

El oficial dijo que en Quito hay más denuncias de este tipo porque “la gente tiene más cercanía con nuestra unidad de investigación”. Además, la percepción de un incremento de denuncias se refleja en las redes sociales, a las que se vuelcan los parientes para buscar a sus seres queridos.

Pero para Lidia Rueda, presidenta de la Asociación de Familiares y Amigos de Personas Desaparecidas en Ecuador (Asfadec), el número de denuncias ha aumentado no solo en la capital sino en todo el país.

“Nosotros notamos que los parientes de desaparecidos tienen mucha más conciencia de lo que deben hacer ante una situación así”, precisó. Solo en Asfadec, por ejemplo, se reciben al menos cinco reportes diarios.

De ese número, la mayoría aparece en poco tiempo o en meses. Pero lo preocupante surge cuando la persona es localizada sin vida.

“Ahí viene un problema y es que el caso se cierra porque ya fue encontrado. Esto no debe ser así porque se tiene que investigar cuáles fueron las causas de la muerte”, finalizó Rueda.