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Ahora culpan a dos encapuchados por crimen de niña en El Quinche
El primo que cuidaba a la menor habría dicho a las autoridades que unos tipos entraron, los amordazaron y mataron a la pequeña.
Tres mujeres se miraban con tristeza afuera de la morgue de la Policía en Quito, mientras esperaban sacar el cadáver de una niña de tres años. Entre ellas estaba la madre de aquella pequeña, asesinada a golpes, según las pericias, en una casa en El Quinche, nororiente de la urbe.
La mujer pudo agilizar los trámites para llevarla a Lago Agrio, Sucumbíos (de donde son oriundas), para sepultarla luego de seis días del homicidio, ocurrido el 11 de febrero. Por el crimen están detenidos sus dos tíos y retenido un primo, de 12 años, que ese día la cuidaba.
Al principio, los implicados dijeron que ella se cayó, pero la autopsia reveló que no fue así (ver infografía). Luego de eso, el adolescente dio otra versión en Fiscalía, según la progenitora de la infante.
“Mi sobrino confesó que dos encapuchados entraron a la casa. Habían cogido a la nena, le metieron un trapo en la boca y le patearon en el pechito”, manifestó la mujer.
En ese instante, a él también lo habrían agredido y amordazado. Después, los sujetos supuestamente llevaron a la menor al baño y la sumergieron en agua. Más tarde, huyeron.
Los antecedentes
Sin embargo, no hay pruebas de que ocurriera aquel ataque y por eso ambos tíos están con prisión preventiva. Asimismo, el muchacho es indagado y está retenido, según la mamá de la pequeña.
Pese a todo, ella ha dejado que el proceso penal lo inicie la Fiscalía porque, aseguró, no puso la denuncia en contra de sus parientes, a quienes confió el cuidado de su hija antes de la muerte.
Dos meses atrás, la mujer llegó a la casa de la implicada desde Lago Agrio, tras separarse de su pareja. Ya en Quito no pudo conseguir empleo y le salió una oferta laboral en Shushufindi, en Sucumbíos, por lo que se regresó al Oriente.
Allá, ella ingresó a una empresa privada y, al parecer, todo iba bien, hasta que la fecha del suceso recibió una llamada en la que le informaron que la niña estaba enferma. Horas más tarde le contaron que había muerto.
La progenitora viajó más de ocho horas a la capital y fue a la morgue, donde vio a su pequeña con todo su cuerpito golpeado.