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En el hospital del IESS Quito Sur se han atendido a 11.216 personas con síntomas respiratorios durante la emergencia.Karina Defas / EXTRA

¡Odisea por una cama!

Un joven está a punto de fallecer por el COVID-19. Necesita una transferencia. Su caso es la muestra de lo que vive la capital.

Alexandra Shuguli ha pedido ayuda por redes sociales, como último recurso para que “la burocracia no esté por encima de la vida”. Su novio David Chicaiza está en un coma inducido por las complicaciones que ha presentado su cuerpo tras contagiarse de COVID-19.

Después de 18 días de su ingreso necesita de la revisión de un cirujano cardiotorácico y esa especialidad existe en el Hospital Carlos Andrade Marín, también del Seguro Social. “Su médico tratante solicitó la derivación desde hace 10 días pero no ha tenido respuesta. Soy consciente de que el sistema de salud está totalmente colapsado, pero estoy desesperada”, explica.

Cada día que pasa es una posibilidad menos de que sobreviva, a pesar de que los médicos del IESS del Sur incluso han adaptado un área de cuidados intermedios.

Sin embargo, notaron que su pecho no se expandía debido a un neumotórax residual y engrosamiento pleural. “Necesita con urgencia la evaluación de un cirujano”, comenta.

La odisea

El hombre, de 34 años, sin enfermedades preexistentes ni factores de riesgo, ingresó el 6 de junio al Hospital del IESS Quito Sur, con síntomas respiratorios. “Buscamos otras clínicas, pero ese hospital era el que más capacidad tenía”, dice Alexandra.

David es oriundo de Píllaro, migró a la capital hace 10 años para trabajar.Cortesía

Esa, además, fue la última vez que los novios se vieron frente a frente. En adelante se comunicaron por mensajes de texto. El 9 de junio David fue llevado a cuidados intermedios y el 11 le informaron a Alexandra que su estado empeoraba y necesitaba terapia intensiva.

Ellos seguían mensajeándose para no perder el contacto, hasta el 13 de junio cuando los médicos tuvieron que inducirle al coma debido a lo delicado de su salud, según su pareja.

El acompañamiento se ha limitado a esperar en la puerta del hospital por noticias que al pasar de los días no han sido alentadoras. “Me han dicho que tiene una mejoría leve, pero su salud mejora un poco y el virus avanza el doble de eso”, comenta Alexandra.

Ella sigue esperando que el papeleo se concrete, pues los médicos ya le informaron que “tiene altas probabilidades de morir”.

En las buenas y malas

Alexandra y David se iban a casar en mayo, pero no se pudo por la pandemia.Cortesía

Ambos tienen una relación desde hace seis años y hace uno se comprometieron en matrimonio. La primera pausa debieron hacerla por la muerte del abuelito de ella y la segunda por la pandemia de COVID-19. “Estaba prevista para la última semana de mayo, pero justo ahí se puso mal”, relata.

Ella es la única familia cercana que David tiene en la capital, pues sus padres viven en Píllaro, en la provincia de Tungurahua, de donde es oriundo. Los progenitores son agricultores y de la tercera edad, por lo tanto población de riesgo.

Alexandra es quien los mantiene informados del estado de salud de su hijo, por medio de llamadas telefónicas. Ella recibe noticias de los médicos una vez al día.

“Estoy a un pelito, por favor pide que me ayuden con un ventilador”, fue el último mensaje que David envió a su prometida. 

Papeleo y camas ocupadas

Según el departamento de comunicación del IESS Sur, se ha ayudado a Alexandra en la gestión de la derivación al Hospital Carlos Andrade Marín (HCAM) y sería esta entidad la encargada de este requerimiento.

En esa casa de salud del sur hay 283 pacientes hospitalizados con COVID-19, en terapia intensiva 24 y en cuidados intermedios 10. En los últimos días el ingreso de personas con sintomatología respiratoria cayó de 170 a 140, pero el lunes se disparó a 224. Francisco Mora, coordinador de Vigilancia Epidemiológica, afirmó que el hospital estaba al borde del colapso.

El departamento de comunicación del HCAM informó a EXTRA que la ocupación de camas tanto en UCI, intermedios y emergencia están ocupadas al 100%. En cuanto al caso de David, explicaron que “si él requeriría alguna cirugía de tercer nivel se le transferiría, pero eso requiere de un análisis y estudio médico”.

Se quedaron sin espacio

Otto Sonnenholzner, vicepresidente de la República, dijo en rueda de prensa que en Pichincha se ha duplicado la capacidad hospitalaria. “Tenemos 253 camas en la Unidad de Cuidados Intensivos, cuando inicialmente había cerca de 120”, expresó. Esta semana se prevé aumentar 11 más en hospitales del IESS. El 95% de UCI están llenas pero se han adaptado áreas intermedias.