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Coronavirus: suerte o tumba en la capital
Ante una posible inmunidad de rebaño que plantean las autoridades, un experto explica que este fenómeno sería fatal en la Quito
La inmunidad de rebaño es un fenómeno que difícilmente se puede presentar en Quito, según Alberto Narváez, especialista en control de pandemias y ex presidente de la Federación Médica Ecuatoriana.
El médico explicó que las autoridades pretenden que en la capital exista un determinado número de personas que contraigan el COVID-19 y creen anticuerpos luego de que superen la enfermedad. Esto provocaría que no se vuelvan a contagiar.
Recientemente, la máxima autoridad del Ministerio de Salud, Juan Carlos Zevallos, señaló que uno de cada tres quiteños se había enfermado y desarrollado defensas contra el coronavirus. Además, indicó que aproximadamente el 22 % de la población se contagió.
Esta realidad sería semejante a lo que ocurrió en Guayaquil, donde el Municipio de esa ciudad informó que el 60 % de sus habitantes estuvo expuesto al virus y supuestamente alcanzó la inmunidad de rebaño.
"Propuesta perversa"
Sin embargo, Narváez indicó que en ninguna de las dos ciudades se presentaron estudios que verifiquen el hecho y aseguró que es una “propuesta perversa apostar a que la gente de la capital se inmunice por su cuenta”, porque esto representaría la muerte de miles de personas como ocurrió en Guayaquil, donde fallecieron más de 10.000 habitantes, entre marzo y abril, por casos confirmados y probables.
Si se permite más flexibilización en las medidas de bioseguridad y en la contención de la propagación del virus, los más afectados serán los padres de familia, que son cabezas de hogar o las personas que son la fuerza productiva en la ciudad, opina el experto.
Esto concuerda con las cifras que maneja el COE provincial. Según los datos que reportaron hasta la mañana del 3 de agosto, cerca del 60 % de los 15.013 casos confirmados con COVID-19 en Pichincha representa a la población que tiene entre 20 a 50 años.
Elsa Macas trabaja en un salón de belleza ubicado en Chillogallo, parroquia que ha sido la más golpeada por el virus. Hasta el cierre de esta edición había 1.231 casos positivos.
La mujer, de 35 años, tuvo el virus, pero no se dio cuenta. Contó que fue una paciente asintomática y que le detectaron su presencia en su organismo cuando superaba la enfermedad. “Gracias a Dios no les contagié a mis tres hijos con quienes vivo”, comentó.
Aumentarán los casos
Sin embargo, no todas las personas correrían con la misma suerte, según Narváez, quien afirmó que en la actualidad cerca de 350.000 personas estarían contagiadas con el virus y en los próximos dos meses la cifra aumentaría a 700.000, que representan el 20 % de toda la población capitalina.
Estas personas serían quienes se contagiaron en las dos últimas semanas, en las que se registraron fiestas clandestinas y festejos de grado.
Según la proyección del experto, dichos ciudadanos empezarán a presentar síntomas relacionados con el coronavirus. Algunos de ellos permanecerán en sus casas porque no presentarán cuadros graves de la enfermedad, mientras que otros necesitarán una sala de hospitalización o cuidados intensivos.
Como el sistema de salud pública está saturado tendrán dos opciones: gastar en una clínica o ‘morir en el intento’ de buscar un espacio en algún hospital.
Ante esta realidad, Iván Barreto, coordinador de los médicos de contingencia en Quito y Manabí, señaló que la única opción para controlar la propagación del virus es que las autoridades sean más estrictas en las medidas de restricción de movilidad.
También la ciudadanía tiene un papel importante en el cumplimiento de las medidas de distanciamiento y el uso correcto de la mascarilla. La mañana de ayer, las autoridades realizaron operativos de control por las zonas más críticas de Quito, donde hallaron a varias personas que no respetaban las normas de bioseguridad y fueron multadas.
El médico internista vivió la realidad de la pandemia en Guayaquil e indicó que la mejor alternativa es atacar al virus encerrándolo en los barrios más calientes. Con esto se logra identificar el cerco epidemiológico del lugar y la carga viral. También se controlan otros brotes. Barreto dijo que hay que prepararse para una segunda arremetida del virus a nivel mundial. “Los estudios señalan que podría aumentar la mortalidad cinco veces más”.