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Clientes de la prostitución se quedan ‘picados’ en la capital
Los centros de tolerancia de la capital están en un plan piloto. Usuarios se quejaron porque se les acabó el tiempo y no hicieron nada.
Los clientes se quedaron con las ganas. La noche del sábado, en el segundo día de la reapertura de los night clubs, como parte de un plan piloto impulsado por el alcalde Jorge Yunda, estos lugares tuvieron poca clientela.
Carlos asistió a un centro de tolerancia, ubicado en la avenida Mariscal Sucre, en el sur de la capital. La puerta principal estaba adornada con globos y una mujer invitaba a los hombres a pasar.
El joven llegó con un amigo a las 21:30. En la entrada le pidieron la cédula, 3 dólares por el ingreso y le dieron un ticket para que reclamara una botella de agua o energizante. Había letreros que indicaban que estaba prohibida la venta de licor.
Mientras subían las gradas hasta el tercer piso vieron carteles que señalaban el uso correcto de la mascarilla y evitar aglomerarse en el lugar.
Carlos y su amigo se desinfectaron las manos con gel antibacterial y entraron al sitio donde estaban las chicas.
Se dispusieron 14 muebles. Estos tenían marcada una X en uno de los dos asientos. Esto, según el dueño del negocio, es para que se ubique el cliente con la mujer que escogió.
El joven y su amigo tuvieron que elegir muebles alejados y esperar a que se acercara una trabajadora. Esto desmotivó a Carlos, quien dijo que se sentía ‘acholado’ al estar solo y tener que llamar a una de ellas.
Asimismo, en medio de la sala se ubicaron taburetes con dos metros de distancia, en los cuales las trabajadoras se podían exhibir para llamar la atención de un cliente.
A las 21:50, el DJ del establecimiento dijo que cerrarían en 10 minutos y eso terminó de molestar a Carlos, quien todavía no escogía a alguien. “Deberían dar más tiempo o avisar hasta qué hora abren”.
En otros lares
En el norte, en un cabaré ubicado en La Florida, cerraron media hora antes y en este lugar tenían protocolos más estrictos que en el anterior.
Jhon Fernández, administrador del sitio, indicó que los clientes deben llenar un cuestionario con información respecto a su sintomatología antes de ingresar. “Si aprueban este filtro les toman la temperatura, se limpian las manos con alcohol y pueden ingresar”.
Además, cada usuario tiene un tiempo de una hora, desde que entró, para permanecer en el lugar. Cuando se cumple el período un guardia se acerca y le dice que se retire. Algunos se quejaron porque se quedaron con las ganas de pagar el servicio de una sexoservidora.
Por si fuera poco, el hombre que paga una ‘ficha’ solo puede tener relaciones sexuales con la mujer en cinco posiciones ‘permitidas’ por ellas. Antes de acceder a los cuartos hay carteles con dibujos en los cuales se ilustran los movimientos ‘autorizados’. Todos estos guardan un metro de distanciamiento para evitar el contagio de coronavirus.
Según el plan piloto del Municipio, son 31 centros de tolerancia que pueden abrir sus puertas siempre y cuando cumplan con protocolos de bioseguridad. De estos lugares, dos renunciaron al plan, a uno se le venció el permiso de funcionamiento y otro está en el trámite de renovación.
Antes de la pandemia funcionaban 257 centros de tolerancia en la capital.