“Tarde, mañana y al mediodía oraré y clamaré por ti, Ivette Jaramillo”, “Amigos y familia, unidos por ti”, “Acompáñanos en oración por la liberación de Ivette Jaramillo”. Estos mensajes, escritos en los carteles pegados en las paredes, puertas y rejas de la casa de una joven secuestrada en Guayaquil, reflejan la angustia de una comunidad unida por la fe y la esperanza.

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El secuestro ocurrió a las 13:17 del viernes 18 de octubre, en la calle Gallegos Lara y la B, en el sector del Cristo del Consuelo, al suroeste.

En esa zona, donde opera un mercado, Ivette, hija de uno de los comerciantes, fue raptada. El violento hecho, que ha conmocionado a los habitantes del sector, quedó registrado en cámaras de seguridad.

En el video de 40 segundos se observa cómo cuatro hombres armados descienden de una camioneta blanca, doble cabina. Tres de ellos ingresan al local, someten a la joven y la obligan, con violencia, a subir al vehículo, que estaba estacionado frente al negocio de su padre.

Las imágenes muestran a los delincuentes portando armas tipo pistola y de grueso calibre. En medio del secuestro, dispararon al aire.

Vecinos y allegados informaron que los secuestradores ya se han comunicado con la familia de Ivette, exigiendo 100 mil dólares por su liberación. Desde el día del secuestro, el negocio familiar permanece cerrado.

“Aquí estamos todos asustados. Tenemos miedo de que algo similar vuelva a ocurrir. La señorita estaba atendiendo el negocio de su papá, como siempre, cuando fue sorprendida por los delincuentes. No les importó que era una mujer, la arrastraron y la golpearon. Ella trató de resistir, pero esos hombres estaban bien armados”, relató un comerciante de la zona.

Desde el secuestro, familiares y amigos han organizado reuniones de oración en el domicilio de Ivette, pidiendo a Dios por su regreso sano y salvo. “No hay noticias de ella. No sabemos cómo está, solo rogamos que esta gente tenga piedad y no le hagan daño”, comentó una vecina.

El pasado 4 de octubre, un secuestro similar se viralizó en redes sociales. La víctima fue Jhonny Cabrera, dueño de una lubricadora en la parroquia Pascuales fue secuestrado y sus captores pidieron 500 mil dólares por su liberación.

Sin embargo, diez días después, su cuerpo fue hallado sin vida y con múltiples impactos de bala. Sus asesinos incluso grabaron el crimen.

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