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Chamana salasaca realiza ritual sanador con un cuy negro
Virginia Masaquiza aprendió la medicina ancestral a los 5 años. No solo es famosa por curar malas vibras, también hace limpias a casas de 'pelucones'.
En el ‘consultorio’ de Virginia Masaquiza Caiza no hay luz blanca, utensilios médicos, camilla, recetario o expediente clínico. Aquí ‘reinan’ toda clase de piedras raras, plantas, cigarros, velas y cuyes. Con esto ella cura enfermos y extrae malas energías.
Llegamos a su casa en la comunidad Salasaca, del cantón Pelileo, provincia de Tungurahua, lugar concurrido por personas de todas las edades que buscan sanar diversos males.
La chamana indígena, de 52 años, no estaba en ese momento, regresaba de realizar una limpia en la mansión de una urbanización privada de Samborondón, Guayas. Ella no solo es conocida por aplicar la medicina ancestral, también por la limpieza de propiedades. Y pese a esto, asegura que no lo hace por dinero, sino por el bien de la gente.
Tras la espera, Virginia nos permite ingresar a su hogar para ser testigos de su trabajo. Las rocas que usa para su ritual las ha recolectado en provincias como Chimborazo, Bolívar y Tungurahua.
Tiene cuatro formas de detectar si una persona está enferma o si ha sido “trabajada” por cosas malignas como la brujería. “Hay que ver con las plantas, ellas lo dicen todo. O con las piedras. También tengo el don de leer la mano. Pero hay un detalle que pocos saben: limpiar con cuy es efectivo”.
La chamana agarra un cuy. Sí, ese rico animalito que se sirve asado con papitas y mote. Para este ritual, el roedor debe ser de color negro. Antes de utilizarlo, Virginia limpia con puro al paciente. Luego le pasa por el cuerpo algunas plantas y raíces. Le pide mantener la calma...
Agarra el cuy vivo pataleando con una de sus manos y lo frota por el cuerpo del enfermo, como si fuera un trapo.
Según la chamana, debido a las malas energías que salen del paciente, el cuy muere. Durante 15 minutos el roedor ‘absorbe’ toda la enfermedad, según la tradición ancestral.
‘Radiografía’ del mal
Una vez terminada esta parte de la curación, el paciente debe esperar el diagnóstico que Virginia observará a través del animal sagrado.
Con las uñas, la chamana abre con facilidad al cuy. Le quita toda la piel para examinar las partes del roedor, como si fuera una radiografía, y así le va ‘cantando’ los males al paciente: “Estás fregado, hijo, ese hígado graso está horrible. Debes cuidarte, pero ya”, le dice. También le revela que trabajar en un ambiente pesado lo tiene enfermo.
Pero la buena noticia es que el paciente, tras el ritual, ha quedado ‘papelito’. Virginia le extrajo el mal que lo afectaba a través de la medicina ancestral, actividad que aprendió desde que era niña, conocimientos transmitidos por sus padres y abuelos.
Cerró su cuenta
Virginia es buscada por muchas personas de diferentes sectores del país, pero no solo para limpias, también para curar espantos y recaídas.
Comenta que una vez su hija le creó una cuenta en redes sociales, pero esta “explotó” por las preguntas que realizaban los usuarios. Luego la cerró. Ella repite que su misión no es hacer plata con su don, sino ayudar a la gente.