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Breston explica a sus clientes lo que pueden usar en sus alimentos cada que llegan a su puesto.Joffre Flores / EXTRA

Guayaquil: El 'caserito' que vende las mil y una especias en el mercado de la 30

Breston Ramírez quiere competencia en el negocio de las especias. Su carrito es el único que exhibe ese tipo de mercadería

El bullicio de los diferentes comerciantes del mercado ambulante de Gómez Rendón y la 30 no ‘ahogan’ el llamado a los clientes de Breston Ramírez, vendedor de especias de 74 años.

A pesar de su edad, él echa ‘pa’ lante’ y convence a los clientes de que los ‘polvitos’ que ofrece son de altísima calidad y a buen precio.

“No he visto más personas que tengan este negocio aquí en el mercado de la manera en la que yo lo hago. Pero no vendría mal un poquito de competencia... para ganar un dinerito extra”, bromea Breston, quien menciona que su nombre tiene la ‘b’ al inicio “para que no suene tan americano”.

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Él resalta que su negocio es único por la manera en la que está exhibida la mercadería: imagínese que está en el ‘paraíso’de las especias, con un exhibidor (así como los de lentes de sol) con todos los productos imaginados para darle sazón a la comida y con los tamaños adecuados como para probar y volver por más. “Aquí se le da al cliente lo que busque. No es que yo sea el mejor cocinero, pero puedo sugerir en qué alimentos poner cada especia. Hay que conocer bien el producto como vendedor”, asegura.

Y el septuagenario dice tener la manera adecuada y con los precios ‘bacanes’ porque todo es a 50 centavos. Él admite que siempre trata a los clientes con mucha cortesía y amabilidad, además de garantizarles que el ajo en polvo, aliño en polvo, canela molida y otros ‘sazones’ más son los mejores porque él también los consume. Breston, quien labora sin descanso de lunes a lunes, cuenta que solo desde hace seis meses se ha instalado en el mercadillo, pues ya no puede recorrer la ciudad como antes, debido a problemas de salud.

“He sufrido de tres derrames que ahora me imposibilitan moverme con facilidad, pero esta es la forma en la que logro trabajar, pues debo mantener a mi familia (su esposa Elsa y él mismo). Primero era comerciante ambulante, luego repartía a las tiendas y ahora vengo con mi carrito desde mi domicilio, a dos cuadras”, comenta.

Las fundas son envasadas a diario por él y su esposa Elsa. Dice que los productos son frescos.Joffre Flores / EXTRA

Sin embargo, dice, su elemento más preciado en su carrito es su Biblia, que la tiene consigo para leer mientras no está vendiendo. “Soy cristiano evangélico y creo que, respetando todas las creencias, Dios es el que bendice lo que uno quiera emprender”.

Breston también da la yapa a sus clientes. Durante la visita de EXTRA, le aseguró a una mujer que le regalaba una fundita de aliño y que luego de eso no volvería a preparar más, sino que le compraría solo a él.

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