Tapada de pies a cabeza, con sombrilla en mano para bloquear los rayos del intenso sol guayaquileño, camina a lo largo de la avenida 9 de Octubre Denia Velásquez, adulta mayor que transitaba la tarde de ayer por el centro de Guayaquil, en búsqueda de telas para un vestido.

La septuagenaria ciudadana aseguró que aunque caminara por la sombra, el calor no se aguantaba y por eso debía ir con una botella de agua bien fría en las manos.

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Es que la ciudad vive una ola de calor tenaz, que tiene a todos sudando la gota gorda. Según los reportes del tiempo, la urbe ha alcanzado temperaturas de hasta 34 grados durante la última semana, con una sensación térmica que llega a 39 °C.

El Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi) informó que la mañana y tarde de ayer el Puerto Principal presentó un grado 10 de radiación ultravioleta (UV), el cual equivale a “muy alto”.

Víctor Farinango, abogado de saco y corbata, que debía realizar una diligencia en la Fiscalía Provincial del Guayas (Víctor Manuel Rendón y Córdova), en el centro de Guayaquil, se quejó del sofocante clima guayaquileño. “No se aguanta (el calor), tras eso hay que vestirse formal y uno llega sudado con solo caminar un par de cuadras. Faltan árboles que den sombra en el centro”.

Para José Salazar, quien sufre de rosácea (enfermedad de la piel causa hipersensibilidad a los rayos solares), este sol es ‘mortal’ para su piel y pese a que utiliza bloqueador incluso para estar bajo sombra, prefiere no salir a la calle con el sol de las tardes guayaquileñas.

En cambio para Marilú Loor, vendedora ambulante de agua y refrescos, esta es épocas de ‘vacas gordas’, pues la gente busca hidratarse por el potente solazo, lo que dispara la demanda de bebidas heladas.

“Antes vendían unas dos pacas (de    15 botellas cada una) en el día, ahora llego a cuatro o cinco pacas diarias. A cada una le invierto $ 3,50 y le saco $ 7,50, me gano $ 4 por cada paca, unos $ 15 diarios”, sacó cuentas.

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Para Joffre Merino, quien se disfraza con un traje del hombre araña y recorre las calles céntricas, el calor porteño es una pesadilla, pues “cuando no hay sol tan fuerte el calor del traje es soportable, pero como está ahorita es inaguantable, tengo que estar constantemente tomando agua o bebidas hidratantes para no sofocarme”, explicó.

El doctor Washington Alemán explicó que el fuerte sol y rayos ultravioleta que caen sobre la ciudad de Guayaquil en las últimas semanas son un riesgo de salud, especialmente para los niños pequeños y los adultos mayores, pues estos son más sensibles a los cambios de temperatura.

“En el caso de los adultos mayores, especialmente si sufren de enfermedades cardiovasculares preexistentes, un calor excesivo les puede derivar incluso en un infarto; en el caso de los niños, les puede generar lo conocido como ‘golpe de calor”’.

Alemán explicó que los golpes de calor pueden causar dolores de cabeza y hasta desvanecimiento y que lo recomendable cuando se empiezan a sentir estos síntomas es buscar sombra y bajar la temperatura del cuerpo hidratándose y mojándose la cabeza con agua a temperatura ambiente.

Finalmente, aconsejó que si es necesario salir a la calle cuando hay fuerte sol, hay que usar ropa que cubra la mayor parte posible del cuerpo y utilizar bloqueador solar con el factor de protección del mayor número posible, y advirtió que los bronceadores “no sirven para este fin”.

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