Al día siguiente de la reyerta en la que cinco internos fueron asesinados en el Centro de Privación Provisional de Libertad (CPPL) de Pichincha Masculino N.º 1, los trabajadores de la cárcel continuaban baldeando el piso para limpiar la sangre de las víctimas y los restos carbonizados.

Los reos, según el informe de Medicina Legal, fueron apuñalados en distintas partes del cuerpo y dos de ellos terminaron carbonizados.

La ‘carnicería’, según las primeras indagaciones, sería por una disputa de poder entre Los Ñetas y Los Lobos por tener el control de este recinto.

Christian Cañar, abogado penalista y experto en temas penitenciarios, comentó que los integrantes de ambas bandas pretenden llamar la atención de sus propios líderes o de organizaciones delictivas más grandes. Esto para ser tomados en cuenta en sus operaciones criminales y expandir sus ‘garras’ en los centros carcelarios provisionales, como este CPPL de Quito, también conocido como cárcel de El Inca.

La razón, según el experto, es que la mafia estaría perdiendo cierto espacio en las penitenciarías grandes, como las de Esmeraldas, Guayas y otras, con los traslados que se han realizado en los últimos días.

En el caso de El Inca, Cañar señaló que Los Lobos serían quienes pretenden tomar el control del lugar, y la mejor forma de hacerlo es limpiarlo de grupos pandilleros como Los Ñetas, quienes “no son tan estructurados ni tienen un programa criminal definido”.

La idea también es que no obtengan más espacios de poder. Y para eso es necesario generar miedo, según Luis Córdova, director del programa Investigación sobre Orden, Conflicto y Violencia de la Universidad Central. Y los grupos criminales logran esto con la saña con la que cometen los asesinatos.

Para el experto, estas masacres son ‘rituales’ que funcionan como mecanismo de reconocimiento social entre las organizaciones delictivas, como ejercicio de poder frente a las bandas rivales.

Cambios radicales

Cañar afirmó que para que la violencia no llegue a este tipo de centros provisionales, se debería identificar a los miembros estructurales y separarlos.

El jurista, debido al contexto de violencia que se vive en el país, recomendó que El Inca debería ser trasladado fuera de la ciudad, donde no exista hacinamiento y, sobre todo, donde se pueda separar a los reos que están por delitos menores de quienes son parte del crimen organizado.

El miércoles 9 de noviembre fue posicionado el nuevo titular del CPPL de Pichincha N.º 1, Santiago Loza, quien como parte de sus primeras acciones se reunió con el personal administrativo, agentes penitenciarios y representantes de las personas privadas de libertad.