El temor se observa en su mirada y sus acciones lo demuestran. Mariana no se atreve a abrir la puerta ni asomarse a su ventana. Tiene pánico. Sin embargo, desde una hendija revela el miedo que la carcome cada vez que sale de su casa ubicada en la manzana 774 del bloque 2 de Bastión Popular.

En este sector, que está situado en el noroeste de Guayaquil, en los últimos cinco días se han registrado cinco asesinatos y un ataque a bala contra tres inmuebles.

El más reciente hecho ocurrió la noche del martes 22 de febrero. Sujetos en moto llegaron y dispararon en contra de tres casas. Al día siguiente, agentes de Criminalística recogieron siete cartuchos. Los pistoleros utilizaron un arma calibre 9 milímetros.

Dos días antes de este tiroteo, la madrugada del domingo 20, a  una cuadra de allí fue asesinado Andrehus Yasmani Valle Delgado, de 21 años. Sus verdugos le colocaron un taco de dinamita en la boca y al estallar le ‘voló’ la cabeza.

A diez calles de ese lugar y once horas después (16:57), fueron victimados dos hermanos, de 14 y 16 años. Ellos estaban junto a su padre lavando su auto, cuando un individuo se bajó de un carro y les disparó. El progenitor se lanzó a una zanja y salvó su vida.

En este mismo bloque de Bastión Popular, la noche del sábado ocurrió el crimen de Pablo Muñoz Quinde, de 29 años. Un día antes, a las 22:00 del viernes, a casi un kilómetro de este hecho, individuos a bordo de un vehículo dispararon en contra de cinco personas, la víctima mortal fue identificada como Eduardo José Bajaña Pinela, de 39.

Por estos sucesos violentos no solo Mariana, nacida en un cantón manabita y radicada en el Puerto Principal desde hace dos décadas, siente pavor. Otro morador, Ángel, quien trabaja como guardia de seguridad, también cuenta la angustia que lo embarga cada vez que por sus obligaciones laborales debe abandonar su hogar. “Me da miedo salir. Antes nos sentábamos a conversar en el portal, pero esta zona se ha vuelto peligrosa y no sabemos en qué momento nos cae una bala”, relató el aterrado morador.

Ante esta ola de violencia (ver mapa) que tiene ‘paniqueados’ a los habitantes de esta zona porteña, este Diario buscó la versión del jefe policial de este sector perteneciente al distrito Pascuales, el teniente coronel Carlos Rivadeneira, quien reveló las causas que habrían originado el incremento de delitos.

“Cuatro organizaciones criminales, Lobos, Tiguerones, Chone Killers y Los Choneros, se pelean el territorio para el expendio de droga. Es una lucha económica por poder, dinero y territorio. Se dan retaliaciones entre bandas y eso es lo que origina las muertes violentas”, sostuvo.

Agregó que la Policía realiza patrullajes constantes, pero al tratarse de muertes selectivas muchas veces estas no pueden ser prevenidas. “Si las prevenimos hoy, las cometen otro día”, puntualizó.